El ciclo de Héctor Cañete al frente de la Asociación de Empresario de Hostelería de A Coruña roza la mayoría de edad, tras 17 años como cabeza visible de uno de los motores de la economía y uno de los sectores más acostumbrados a estar en el debate público. Sin embargo, tal y como recuerda a los críticos, al final hasta el más reacio acaba por tirar de sus servicios.

¿Qué balance hace de 2023 para el sector? 
Ha sido un año bueno, el de la recuperación casi definitiva de la pandemia. Todavía queda mucho, a pesar de que de cara a la galería se vea que se está trabajando bien. Estamos todavía devolviendo los créditos de entonces. Sin embargo, el verano hay que decir que ha sido bueno y el ritmo no se ha ralentizado tanto como pensábamos.

Gracias al horario ampliado han estado abiertos más horas que nunca... 
Es una de las cosas buenas del año. Las administraciones todavía nos tratan con cariño, sabiendo cómo lo hemos pasado. Somos un sector importante, del que viven muchas familias, y se dan cuenta de que somos un motor económico. Esa ayuda en forma de ampliación es buena para recuperarnos, pero también como servicio público es positivo.

No todo el mundo parece estar de acuerdo. 
Es imposible que llueva a gusto de todos. Siempre hay gente a la que genera molestias, pero a esa misma gente es a la que damos servicios. Esos ciudadanos que se quejan son los que ocupan las terrazas. Si faltasen las terrazas, los que nos critican las echarían de menos. Cuando se cierra el último bar de un pueblo es algo que sale en los periódicos. La hostelería forma parte de las relaciones sociales. Es el punto que queda de enlace a mucha gente mayor.

¿Se viene un 2024 movido? 
La economía lleva bastantes movimientos peligrosos, como la guerra o la inflación. Cuando baja la economía, uno de los primeros sectores en los que recorta la gente es el salir a cenar, a tomar algo... Somos los más débiles en ese sentido, igual que cuando hay dinero es al contrario.

A nivel local también tienen varios frentes, como las terrazas o el quinto contenedor. 
Somos los grandes generadores de residuos y vamos a intentar trabajar siempre en la concienciación. Aprovechando el quinto contenedor vamos a hacer una campaña con la Xunta para tirar la mínima comida posible. Por su parte, el tema de las terrazas estamos con una subida de tasas que nos ha dolido un poco, que no ha estado en la línea con la subida general de la administración. No duele porque haya que pagar, sino porque hay que repercutirlo al cliente final, en el precio del producto. Lo pagamos todos.

¿Ha dejado de estar de moda abrir locales para buscar nuevas aventuras? 
Ha cambiado esa tendencia en los últimos años, y mucho. La gente es consciente de que se ha profesionalizado el sector y que no todo el mundo puede abrir un negocio sin unos conocimientos previos.

Les tocará pedir en las elecciones a la Xunta de Galicia...
Realmente a nivel autonómico no tenemos grandes reclamaciones. Durante la pandemia la Xunta se portó muy bien con nosotros y nos dio muchísimas ayudas. Ya le comenté a Rueda que salvaron muchas empresas, y fue un tema personal suyo, ya antes de ser presidente. Fue una forma muy eficiente de gestionar las ayudas.

¿Han sido la Escuela de Hostelería y el programa Retorna el mayor motivo de orgullo en 2023? 
El plan Retorna ha sido muy importante. A nivel de formación supuso una pica en Flandes, en la que se demuestra que cada vez hay menos juventud, menos mano de obra y los inmigrantes hacen falta para cubrir puestos.

¿Qué mensaje mandaría a los clientes de cara a 2024? 
Hay que agradecer su comportamiento. La única petición es tratar de conciliar, no solamente cuando sale en la televisión. Pido para los trabajadores que la gente vaya a cenar más temprano, que se levanten de la mesa a una hora razonable, porque hay que limpiar y recoger, y que cuando reserven se cumpla con esa reserva. Al final, todos tenemos una vida y una familia con la que estar.