Los coruñeses se han acostumbrado a convivir con las nuevas terrazas de la pandemia, una solución de emergencia ante el colapso que la pandemia había provocado en el sector hostelero. Como solución de emergencia, el Ayuntamiento permitió a los pequeños locales, aquellos que no disponían de una terraza, instalar una. De esta manera, podían seguir abiertos en un momento en el que no se permitía acceder al interior. Pero la solución provisional pasó a ser indefinida y ahora los hosteleros quieren que se regularicen.
El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, Héctor Cañete, es de la opinión de que, dado que muchas de estas terrazas no se encuentran en la misma acera, sino que invaden la calzada, es necesario que se incluyan en las ordenanzas municipales. Concretamente, la de Movilidad, que todavía está siendo redactada. La acera debe ser para los peatones, señala, y por tanto las terrazas no pueden obstaculizar la circulación peatonal. Pero, si el Ayuntamiento pretende seguir esta política (como parece ser el caso), entonces resulta adecuado ponerla por escrito. “Esta temporada ya está acabada así que vamos a seguir así, pero hay que regularizarlo antes de las próximas elecciones municipales”, continuó el portavoz del sector que no fue muy concreto sobre cómo debería ser el texto en cuestión: “Puede ir en un anexo”.
Cañete recuerda que, aunque en un principio no fue así, estas terrazas pagan las mismas tasas que las que ya existían antes de la pandemia (la cantidad exacta varía según la zona en cuestión) y que, por lo tanto, merecen seguridad jurídica.
Conviene recordar que el municipio de A Coruña carece de una ordenanza de movilidad, un documento que refunda las diversas ordenanzas que se han elaborado sobre el tema a lo largo de los años. En principio, se esperaba que estuviera lista para el año pasado, pero han surgido una serie de imprevistos que han provocado que se demore varias veces.
El nuevo plazo es en el último trimestre de este año, para que dé tiempo a incorporar las restricciones a la circulación de la Zona de Bajas Emisiones.
La clave de la ZEB es que, en el caso de la calidad del aire empeore, se restrinja el tráfico de vehículos más contaminantes. Por ejemplo, los antiguos o los que usan gasóleo. El Ayuntamiento asegura que no piensa restringir la circulación, pero las medidas tienen que figurar en la ordenanza, aunque solo sea por si un día resultan ser necesarias. Así que supone una nueva adición al texto, al que quizá se sume el de las terrazas.