India Martínez regresa el sábado al Palacio de la Ópera (20.30 horas) para rematar su gira ‘90 minutos +’, “una etapa super enérgica en los conciertos, una de las giras más bonitas de mi carrera”, asegura la artista, que añade que el público podrá “vivir esa verdad que llevamos dentro”, con momentos “íntimos y también más cañeros”.
El parón de la pandemia le ayudó a impulsar su primer libro.
Así es. Se adelantó, ese libro estaba pensado, pero no pensé sacarlo en esa época. Pero el parón me ayudó a terminar el proyecto y también marcó la forma de acabarlo. Me aportó mucho, porque tuve tiempo para mi misma, de reflexión y me apetecía compartirlo con el músico.
No solo lo escribió, sino que también lo ilustró.
Sí, sí. Me gusta mucho desde siempre, no lo hago de forma profesional, con todo el respeto y cariño, pero desde muy niña he estado dibujando y retratando. Teniendo una oportunidad de ilustrar mi libro, que mejor que hacerlo yo misma, salga mejor o peor, pero nace de mí.
Y el libro es también el origen del próximo disco.
Así es. De esos momentos en soledad, de escribir de esa forma tan libre, en prosa, esos relatos y poemas que nacen de esa libertad, esta siguiente canción y alguna de las que vienen nacen de ahí. El libro se llama ‘Verdades a medias’, porque también hay alguna canción que había a medias y estoy acabando de darle forma.
Canta, escribe, ilustra, hace danza... ¿qué le aporta cada una de sus facetas artísticas?
Me complementan como persona y artista. Seguir aprendiendo, formándome, disfrutando del camino que he elegido y que es mi pasión. Siempre he tenido claro que no tengo el vaso lleno, me voy empapando de la música, aprendiendo a tocar diferentes instrumentos, cada vez que tengo un parón sigo formándome y, sobre todo, disfrutando el camino.
El camino está siendo largo, ¿cómo recuerda las primeras actuaciones?
Las primerísimas, supernerviosa. Actuar en público me ponía atacadísima, porque no era como cantarle a mi madre o a mi abuelo en casa (ríe), pero tenía tantas ganas y sabía que lo que hacía creaba una reacción en la gente y me realizaba tanto, que no me importaba tener que enfrentarme a ello. Era tímida, pero para cantar no tenía ninguna vergüenza, cantaba en el super o paseando por el puerto de Roquetas de Mar, montaba mis propios conciertos improvisados... A día de hoy lo pienso y digo “que corte chiquilla...” (ríe). Eso es una señal.