El juicio por la muerte de la panadera del barrio coruñés de O Birloque llega a su fin con las últimas sesiones.
Este jueves declararon los médicos forenses encargados de levantar el cadáver y de la valoración psicológica del acusado. En el informe aseguran que su cuadro clínico no afectaba "a la inteligencia y a la voluntad", en contraposición a lo que este alegaba en su defensa.
El presunto autor del crimen, José Ramón Guerreiro Galdo, se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por asesinato con agravantes de alevosía, parentesco y género, por la muerte de Mónica Marcos, mujer con la que mantenía una relación amorosa en el momento del crimen, en septiembre del año 2021.
Durante la sesión judicial de este jueves, un agente de la policía científica, cuatro médicos forenses y una psicóloga clínica testificaron sobre el proceso de levantamiento del cadáver, las muestras de ADN o detalles de estudio tras la realización de la autopsia, entre otros.
En primer lugar, se entendió que el perfil genético de la víctima se encontraba en el cuerpo del detenido, así como en pisadas o en la propia vestimenta. Asimismo, médicos forenses aseguraron que “que tenga dos picos diversos hace pensar que no hubo un solo corte”, y que “las dos lesiones inferiores son congruentes con el arma blanca”.
Durante la sesión, los forenses también apreciaron que la principal afección era el corte de la arteria aorta, el cual provocó la muerte de la víctima en apenas segundos, según apuntaron.
“No sabría decirle el número, podrían ser 5 o 25, por decirle una cifra”, argumentó uno de los forenses al referirse al número de puñaladas que recibió la víctima.
La defensa alega que el asesinato podría ser compatible con un arrebato por parte del acusado debido a la “energía notable” que supuso, aunque uno de los forenses aseguró que “cualquiera de los que estamos aquí con las ganas suficientes podríamos haberlo hecho”, al destacar que no se requirió fuerza excesiva para cometer el crimen.
Más tarde, testificaron dos de los encargados a la hora de realizar el informe psicológico del acusado sobre posibles patologías mentales que podía sufrir.
Si bien es cierto que observan un pequeño trastorno hipocondríaco, “no se valora que tenga brotes psicóticos, ni alteración de la memoria ni depresión”, según explicaron.
Durante el informe clínico, cogieron pelo de la barba del acusado para analizar drogas y el resultado fue negativo. “Se estima que por los centímetros de pelo, serían tres meses sin consumir”. Así, se entiende que el consumo de sustancias podría ser esporádico, “pero ni mucho menos continuado”, según comentaron los forenses.
También expresaron que en relación al momento de los hechos, no tenían "elementos para poder afirmar que el acusado tuviera un trastorno psicótico, aunque no presentaba afectaciones a sus funciones psíquicas, la inteligencia y voluntad”.
Cabe destacar que aprecian un estilo de conducta de evadirse a través de una ingesta medicamentosa. “No choca en cuanto a su dinámica de quitarse del medio de esta manera”, al referirse a su conducta suicida.
El juicio continuará la próxima semana con la declaración de la tercera integrante en la realización del informe psicológico del acusado, que se entiende como ‘clave’ para su veredicto.