Después de más de un año, la acampada de una mujer en Cuatro Caminos toca a su fin: una orden judicial ha permitido internarla. A primera hora de la tarde, los Servicios Sociales del Ayuntamiento, acompañados de la Policía Local y de una ambulancia del 061, la convencieron para que las acompañara.
Se trata el segundo intento: por la mañana, había sido trasladada al Hospital Psiquiátrico de Oza, donde se la ingresó para tratarla del trastorno que sufre. Sin embargo, huyó del centro al poco tiempo para volver al que ha sido su hogar desde hace tanto tiempo: una rotonda en medio del asfalto, donde vivía en un precario refugio entre las rocas que la adornan. Allí la encontraron los servicios de emergencia hora después.
Tras mucho hablar, consiguieron convencerla para que los acompañara de nuevo, a pesar de sus reticencias. Por ahora, la rotonda sigue desocupada, aunque todavía queda por retirar los restos de lo que durante tanto tiempo ha sido el hogar de esta sintecho, algo que queda para los operarios municipales.
A lo largo de esta estancia de más de un año, las trabajadoras sociales se han acercado a la mujer para interesarse con ella y ofrecerle la asistencia necesaria para abandonar la calle, pero siempre se había negado. Aunque, técnicamente, es ilegal acampar en la calle, las autoridades habían hecho la vista gorda, y ella obtenía toda la ayuda que necesita en la parroquia de San Pedro de Mezonzo, que se encuentra justo enfrente.
A pesar de que todo ocurrió bajo la lluvia provocada por el temporal, las fuentes consultadas aseguran que no tiene relación: la mujer se encontraba a resguardo de la persistente lluvia bajo el viaducto de Alfonso Molina. El proceso legal había comenzado hacía varios meses y simplemente coincidió con el temporal.
El caso recuerda al de otra mujer acampó durante días bajo un montón de paraguas en Las Esclavas, en 2017. El mal tiempo sí que le obligó a marcharse, pero no es el caso de la sintecho de Cuatro Caminos.