No tienen un término acuñado como los swifters o los beliebers, pero los fans de Bruce Springsteen podrían ser considerados los feligreses más devotos de la liturgia del directo. Lo demuestra el hecho de haber agotado las entradas para los cuatro recitales de España en cuestión de minutos, con 74 años y más de cinco décadas de carrera a sus espaldas, pero también historias individuales como la de Charly Estévez. El responsable del pub Penique de A Coruña no solamente disfrutará en las primeras filas de los tres conciertos del Boss, sino que en los descansos (12, 14 y 17) de éste entre cita y cita acudirá a los recitales de Deep Purple (jueves 13) y Status Quo (sábado 15) en Madrid .

Charly, que ha decido celebrar con las leyendas del rock su 50 cumpleaños, ya estuvo recientemente en Sevilla para ver a AC/DC. Sin embargo, Springsteen son para él palabras mayores. En el altar del Penique el genio de New Jersey comparte trono con Roger Waters, al que también acostumbra a seguir cada vez que el ex de Pink Floyd sale de gira.

A las 18:00 horas, cuando abrieron las puertas, entró corriendo para coger sitio en primera fila y pegarse a la única valla que le separará del jefe más conocido del mundo. Es el pistoletazo de salida al medio siglo de vida de uno de esos rockeros empañados en desafiar el reloj del tiempo, al igual que sus ídolos.