Si bien Joanna Quinn, ilustradora y cineasta británica, no siempre soñó con hacer cine de animación, este terminó por convertirse en una pasión que le ha hecho ganar múltiples galardones (entre ellos un Bafta) y que la ha llevado por todo el mundo. Uno de los lugares en los que le ha hecho aterrizar es A Coruña, donde ayer visitó la sede de Afundación en el marco del festival de cine Imaxinaria, del que es madrina este año, y donde impartió una masterclass.
Allí también se proyectaron varios de sus cortos, incluyendo ‘Girl’s Night Out’, la obra que en 1986 dio el pistoletazo de salida a su dilatada carrera. Más de 90 premios en festivales internacionales después (se le resistió el Oscar, aunque estuvo nominada tres veces), Quinn hace balance de una trayectoria que comenzó a muy temprana edad. “Siempre me gustó dibujar, pero no fue hasta que entré en la universidad y descubrí la animación cuando me di cuenta de que quería hacer eso. Pero sí recuerdo ser muy selectiva con la animación. Veía por ejemplo ‘Tom y Jerry’, y podía notar que había diferentes directores, y pensaba que odiaba el estilo de alguno de ellos. Así que quizá siempre tuve esa vena de cineasta”, comenta.
Criada en una familia con muchos miembros “irlandeses y comunistas”, asegura que lo que realmente le apasiona del cine es “comunicar ideas a la audiencia a través del humor”. “Siempre escuché hablar de ideas políticas mientras crecí, así que sentía como algo erróneo el hacer películas que no significaran o dijesen algo”, manifiesta. Quinn, quien además es profesora e imparte cursos a nivel internacional, señala que a sus alumnos siempre les dice que “no se preocupen por hacer trabajos que parezcan de un gran estudio”: “Lo que las personas quieren ver en una película es tu verdad, algo hecho con pasión”.
Muchos de sus cortos, a través de unas altas dosis de humor ácido, narran las historias de Beryl, una carismática ama de casa a la que ha regresado reiterademente. Tanto Quinn como Beryl se han convertido de hecho en dos de los grandes iconos feministas del cine animado, con lo que celebra que en los últimos años “está habiendo más mujeres haciendo películas” de este estilo.
Preguntada por sus directoras o películas de referencia en la actualidad, menciona filmes como la oscarizada ‘Flow’ o a la realizadora checa Michaela Pavlatova, madrina de la edición de 2024 de Imaxinaria. Y también habla del español Pedro Almodóvar, con quien comparte en cierto sentido la temática de sus obras pero, también, una pasión por la pintura que casi les llevó a conocerse, como narra con mucho humor. “Hace unos años tuve una exhibición de todos los dibujos que usé para algunas de las películas en Portugal. Estaba mi obra y la de Pedro, así que puedo decir que tuve mis pinturas al lado de las de alguien como Almodóvar, aunque nunca nos vimos allí y estaban en habitaciones separadas, pero eso da igual”, explica.
Sí se conocieron, finalmente, en una gala de los Oscar, cuando trató sin éxito de fotografiarse con él y con Penélope Cruz. “Estaba tan excitada que no era capaz de sacarla bien, así que al final terminé teniendo una fotografía de la espalda de ambos en vez de una normal”, comenta. Quinn también conoció en la gala de 2022 a Steven Spielberg y Anthony Hopkins, pero se perdió el momento más polémico y viral, la bofetada de Will Smith, por ir al baño. “Ya es mala suerte, ¿cómo pude perderme eso?”, comenta entre carcajadas.
Tras tantos años, festivales y galas a sus espaldas, Quinn tiene anécdotas como para escribir una novela. Y quizá por eso vaya a hacerlo. Su próximo proyecto será precisamente un libro “sobre Beryl, sobre cómo nos llegaron las ideas para hacer las películas y cómo Les (Mills, su marido y habitual coguionista) y yo crecimos con ella”. Antes, hoy mismo, recibirá el galardón ‘Madriña do Festival’ del Imaxinaria.