El 19 de marzo Juan González recibió el mejor regalo que le pudieron dar en el día del padre: el alta de su hija. La pequeña no tenía ni un mes de vida cuando le diagnosticaron una malformación cardíaca y tuvo que ser trasladada de urgencia desde el Hospital Lucus Augusti de Lugo al Materno de A Coruña. Su mujer, Verónica Seijas, y él no conocían la ciudad ni tenían allegados en la zona, por lo que se pasaron unos días durmiendo en el hospital hasta que el Hogar de Corazones les dio cobijo. “La estancia allí fue maravillosa”, asegura.
La pequeña Ana Vega nació el 13 de febrero por una cesárea de urgencia tras una complicación cuando trataban de colocarla para el parto. Pasó cuatro días ingresada en el HULA hasta que recibió el alta, pero casi dos semanas después tuvo que volver. “El día 2 de marzo mi mujer me dijo que la niña había comido muy poquito y que estaba rara. Por la tarde fuimos a despertarla y no despertaba, estaba como dormida. Ya la llevamos a Urgencias”, recuerda Juan. Los médicos pensaron que se trataba de rinovirus y la ingresaron con oxígeno en la UCI, pero antes de darle el alta decidieron realizarle una prueba para descartar que fuese del corazón. “Le tomaron la tensión en un brazo y en una pierna. Si daba la misma en un lado que en otro, estaba bien. Pero le dio doce en el brazo y cuatro en la pierna. No tenía nada que ver”, explica el padre de Ana Vega.
Si daba la misma tensión en un lado que en otro estaba bien,
pero tenía doce en el brazo y cuatro en la pierna;
fue un choque
Tras un ecocardiograma, la especialista ya vio el problema: tenía un acortamiento de la vena aorta. Consultaron al Materno y esa misma tarde tuvo que ser trasladada al hospital coruñés. “Fue un choque. Encima es la primera hija que tenemos. Y con doce días tenían que operarla de urgencia. Ella fue en ambulancia, nosotros en coche. Llegas y es todo nuevo... No conoces nada. Además, nosotros ahí no conocíamos a nadie”, lamenta.
Juan y Verónica no querían separarse de la niña y se pasaron unos días durmiendo en el hospital hasta que unas enfermeras les hablaron del Hogar de Corazones. “Fuimos junto a Rocío, la asistencia social, y nos dijo que podíamos optar a un hostal que estaba cerquita del Materno. Por la tarde ya nos llamó y nos dijo que teníamos una plaza allí, en principio de quince días”. No les hizo falta, pues la niña recibió el alta a los catorce.
“Allí nos trataron muy bien y nos dieron muchas facilidades. Nos dijeron que si no sabíamos cuándo nos daban el alta que no hacía falta avisarlos, que nos prorrogaban otros quince días más y que no había problema. Nos trataron genial, de verdad”, asegura Juan González.
En el Hogar de Corazones también conocieron a otro matrimonio portugués que venía de Pontevedra y que estaban en su misma situación. Su hijo había pasado por la operación de Ana Vega. Juan asegura que les ayudó encontrar a alguien que comprendiese por lo que estaban pasando. “Nos llevamos muy bien con ellos y nos explicaron cómo iba a ser la operación y que a los quince días le darían el alta. Y así fue”, celebra.
La intervención de Ana Vega fue todo un éxito y la pequeña pudo volver a su casa en Lugo. La controlan con revisiones, pero su evolución es muy buena, asegura su padre. Él quiere agradecer también el trato que recibió en el hospital. “Estamos encantados con el personal de allí, de verdad que es otro mundo”, asegura Juan González. También hace especial mención a la asistenta social: “Rocío es maravillosa, nos informó de ayudas que nosotros ni sabíamos que teníamos”.