El Lobo Feroz tendría que soplar muy fuerte para intentar derribar la estructura más resistente de A Coruña. Y es que ni siquiera el impacto de una bomba o un meteorito garantizaría el colapso del laboratorio de construcción del Centro de Innovación Tecnológica en Edificación e Ingeniería Civil (Citeec) de la UDC, según el director científico del centro, Fernando Martínez, quien dice que es el edificio más duro de la urbe: “Es único en el mundo”.
Este espacio, ubicado en la sede del Citeec, en pleno campus de Elviña, permite a los expertos de este centro llevar a cabo ensayos con diferentes materiales u objetos para ver cuánta presión pueden aguantar. Precisamente la magnitud de estos experimentos hace necesaria una estructura tan resistente como la que se construyó con la propia creación del centro en el año 2000.
Como explica Martínez, esta estructura es tan fuerte por la forma en la que se unen una losa de carga y un muro de reacción “muy potentes, muy grandes, que están construidos bajo tierra, y con un material tan resistente como es el hormigón armado”. Entre la losa, de 22 metros de largo y 14 de ancho, y el muro de carga, con tres pisos de altura para un total de 10 metros de alto por ocho de ancho con un grosor de casi cinco, se forma un espacio en forma de ele que puede funcionar como una suerte de ‘búnker’.
Una zona, con una altura interior de más de dos metros, en la que se puede entrar, y que sería la parte más resistente de todo el laboratorio. “Si se produce un impacto como el de una bomba, un meteorito o un avión, este espacio, que probablemente sea el punto más resistente de A Coruña, podría soportarlo. A prueba de bombas nucleares no me atrevo a decirlo, pero desde luego es difícil de demoler”, explica. “Quizá si el Lobo sopla mucho…”, bromea.
Sí especifica, no obstante, que en ningún caso podría usarse como refugio nuclear o antibélico. “No tiene puertas en algunas zonas, e incluso tiene unas perforaciones cilíndricas que a nosotros nos sirven como anclajes para las estructuras con las que vamos a ensayar. Los refugios de ese estilo han de estar dotados de un espacio hermético con renovación de aire, de enseres y alimentos para varias personas...”, resume.
Con todo, el laboratorio de construcción del Citeec es, según Martínez, “un espacio único en el mundo”. “Nosotros lo que hacemos aquí es romper grandes objetos, y para hacerlo necesitamos apoyarnos en algo muy sólido”, explica. “Esto es como una especie de UVI, solo que en vez de salvar las vidas de los objetos, los destruimos por completo”, dice.
Eso solo se puede hacer “en un laboratorio enormemente grande” y con una maquinaria “capaz de ejercer cargas increíbles”. Es el caso de uno de los gatos hidráulicos que usan, capaz de ejercer un millón y medio de kilos de presión. “Hay unos 25 así en todo el mundo”, manifiesta. Con él batieron, hace unos años, un récord europeo, al quebrar una viga de acero de 12 metros de longitud y dos de altura.
Asimismo, hay pocos laboratorios en el mundo con estructuras tan resistentes como el del Citeec. “En España hay dos además de este (Barcelona y Valencia), en la UE alguno más (como el de Ispra, en Italia), y en total en todo el mundo, contando los que hay en Japón o Estados Unidos, unos 50”, comenta Martínez.