Se acercan a la versión ideal dibujada en la cabeza de Leonardo Méndez (Caracas, 1975) unas fiestas del Rosario más cortas que en 2022, pero más intensas de lo que se recuerda en mucho tiempo. El presidente de los vecinos de la Ciudad Vieja no solamente ha logrado recuperar la relevancia y la tradición, sino el contagio al resto de una ciudad que desde hoy honra a su patrona.
Más corto, pero en este Rosario hay más y mejor programa que nunca...
Tal cual. Es un Rosario con una programación más extensa y digamos que tiene ocupado el tiempo con una actividad tras otra. Nos ceñimos a esos tres días, pero la programación es en realidad más cargada que el año pasado. Está planteado prácticamente como un festival, con actuaciones en diferentes espacios y con poco margen de tiempo para acudir de un evento a otro. Es clave cumplir con los horarios.
¿Cuánto tiempo de trabajo hay detrás?
Este año empezamos con más tiempo, en mayo. Desde el primer momento el Ayuntamiento recogió el guante del año pasado para darle al Rosario la importancia que se merece. La idea es devolver el esplendor de las fiestas de antaño en la puerta de Aires, la plaza de Azcárraga, la de la Constitución... como en todo, nos ha cogido el toro hasta última hora.
¿Son insistentes o exigentes con el ayuntamiento?
En realidad ha sido una exigencia, pero caracterizada por el hecho de ser la patrona. Nos han aceptado y sólo hay que ver cómo de tendida está la mano con el cartel final. Ese es el sentimiento: hablábamos de nostalgia el año pasado, pero también de sentimiento y pertenencia.
Habrá quien diga que les molesta la Feira das Marabillas, pero no un festival de música...
Nosotros aceptamos todas las críticas. Hemos dicho muchas veces que no nos molesta la feria, sino el concepto comercial en el que está montando: pone poco en valor el barrio y la historia. Les diría que son unas fiestas para disfrutar, sentir la Ciudad Vieja y convivir los vecinos de toda la ciudad, pasando un gran tiempo entre mayores y pequeños. La programación musical estará mirada con mucho cariño en búsqueda de una calidad artística, pero también mirando por el descanso. Ese es nuestro primer artículo a la hora de organizar algo.
Y son ustedes de folk y rock...
Es un festival que empieza con música tradicional y va cogiendo calor e intensidad, hasta transformarse en una cuestión de música rockera y más moderna. Evidentemente, existe un amplio abanico de agrupaciones y conceptos de todo tipo: gente amateur como la Banda Municipal a artistas consolidados internacionalmente como Loquillo o Miguel Costas.
¿Es la fiesta de la Ciudad vieja o de la ciudad de A Coruña?
Es la fiesta de A Coruña y de los coruñeses, eso es indudable. Coincide que la iglesia está en la Ciudad Vieja.
¿Hay algún acto al que tenga especiales ganas?
A todos, de verdad. Sé que parece una contestación complaciente, pero la calidad artística, musical, de producción... todo el esfuerzo que se ha puesto merece la pena verlo. Lo plantearía si va a poder aguantar el cuerpo con tanta fiesta. Ha quedado mucha gente fuera, pero intentas hacer una pequeña selección.
Sólo faltará Pilar Diéguez...
La pregonera es Isabel Blas, que vive en la calle de Cortaduría, donde vivía Pilar Diéguez hasta el domingo. Al igual que ella, es una persona muy querida y reconocida por todos los vecinos. Tristemente, sucedió así, y la vamos a echar de menos. Vamos a tener un recordatorio para ella. Se elige a Isabel, que representa también a Pilar.
¿Qué mensaje mandaría al resto de la ciudad para vivir Rosario ese tradicional?
Son unas fiestas en las que tiene encaje todo el mundo, para disfrutar de una calidad impresionante y lo que es más importante: todo el mundo está invitado a nuestra patrona.