Las calles de la Ciudad Vieja de A Coruña se inundaron de devotos que, como cada año, acudieron emocionados a contemplar los pasos de La Piedad y el Cristo Procesional o Cristo de la Agonía en un Martes Santo cuyas condiciones meteorológicas no solo llevaron a muchos hasta los arenales, los paseos y las terrazas, sino que permitieron efectuar el recorrido sin incidencias, con salida y culmen en la plaza de Carlos I.
El recorrido discurrió por las calles de San Francisco, Santo Domingo, Santa María, Damas, las plazas de Azcárraga y de la Constitución, la calle Príncipe, y de nuevo, las de Santo Domingo y San Francisco.
Acompañada del recogimiento y el fervor tanto de los fieles como de los turistas que están pasando la Semana Santa en A Coruña, La Piedad salió a hombros de los cofrades de Nuestra Señora de La Soledad y Santo Entierro.
La talla, del siglo XIX y de origen alemán, partió de la Orden Tercera rumbo a la plaza de María Pita, previo paso por las calles y rincones de la Ciudad Vieja.
La imagen, del maestro sevillano Guillermo Martínez Salazar, representa a la Virgen María al pie de la cruz con su hijo en brazos tras el Descendimiento, impresionó a los asistentes congregados en las calles, así como ocurrió con el Cristo de la Agonía, un paso de gran valor artístico, obra del escultor gallego Antón Ferreiro, del siglo XVIII.
La luz de las farolas se cambió por la de los cirios, mientras los asistentes observaban conmovidos entre el silencio, la devoción y la reflexión.