Medio millar de jóvenes estudiantes pasan a formar parte de la ecuación de la hostelería y el ocio nocturno para salvar la temporada de invierno. Es el número aproximado de miembros del programa Erasmus en la ciudad, donde cada vez se dejan notar más su huella e impacto económico. .
Se trata de un colectivo organizado y que acostumbra a organizar fiestas nocturnas de carácter semanal en diferentes locales de la noche coruñesa, especialmente en la zona del Orzán. El recién terminado fin de semana le tocó a Studio 54, uno de los más recurrentes para los jóvenes europeos. Su propietario, Carlos Díaz, describe así lo que supuso una celebración que siempre se hace con contratación previa: “Eran 120 personas y lo bueno es que se llena el local a primera hora, cuando habitualmente la llegada de gente es progresiva. Pero ya no es solo el ingreso que generan, sino que la gente que pasa si ve ambiente a las 12 de la noche entra a ver”. Además, el hostelero cifra en “el triple” la caja de un día con celebración erasmus. .
Pero no solamente el ocio nocturno se frota las manos y respira aliviado con la llegada de estudiantes europeos, sino que la hostelería empieza a considerarlo vital para la supervivencia, tal y como apunta Héctor Cañete, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de A Coruña. “Son una bendición para nosotros: gente come y cena fuera y que realiza un buen gasto”.
Además, tanto desde el ocio nocturno como en la hostelería inciden en el comportamiento como factor diferencial del público erasmus. “Tienen una gran educación, el comportamiento es siempre ejemplar, y lo sé de primera mano por mi propio local”, dice Cañete, en referencia al Boulevard de la avenida de Rubine.
Por su parte, Díaz, de Studio 54 explica: “Nunca hay un jaleo y todo es buen rollo, bajan con otra actitud”.