Acostumbran a asumir los protagonistas de las asociaciones vecinales un discurso que pocas veces invita al optimismo, tanto a la hora de analizar el estado de su barrio como sobre la capacidad de vinculación de los residentes con el asociacionismo. Sin embargo, contra la tendencia general, eso de unirse para organizar reuniones y eventos parece haberse convertido en una nueva moda en O Castrillón. No es una percepción, sino pura matemática: el número de directivos después de la última asamblea ha crecido de 8 a 18, más del doble de colaboradores. Al frente de todos ellos volverá a estar el presidente, Ramiro Otero, quien cumplirá una década como máximo representante de la Asociación de Vecinos O Castrillón-Urbanización Soto ‘Iar’. El apoyo a la candidatura fue unánime.
Tampoco fallan las cuentas a la hora de hablar del ciclo de Otero. Si bien son ocho los años que lleva como presidente, en la última asamblea se aprobó el hecho de que, por primera vez, el mandato pase de anual a bianual. “Básicamente se trata de una cuestión de comodidad. Era un tema importante, básicamente porque la burocracia lo complica todo y pasar todos los años por ese filtro se nos hace cada vez más complicado”, dice el nuevo presidente, que valora así el hecho de apuntar a la potencialidad de cumplir un ciclo como gestor de las demandas de sus vecinos: “Es una animalada y un desgaste importante, porque soy una persona con más frentes”.
La consecuencia más directa para O Castrillón será evidentemente una mayor capacidad para organizar eventos multitudinarios. La demostración de músculo durante el último concurso de tortillas el pasado verano, en el que Otero se rodeó de buena parte de su nuevo equipo de colaboradores, es toda una invitación a aprovechar esa ‘mano de obra’. “Tenemos en mente acercarnos a los ciudadanos con fiestas puntuales, además de las ordinarias de Mría Pita”, advierte el presidente vecinal. “Nos gustaría empezar a organizar Samaín, el magosto, unas fiestas antes del verano o poner en marcha iniciativas de todo tipo para que la gente haga barrio”, agrega el presidente vecinal.
Todo ello sin perder de vista los matices al convenio del parque de Oza, así como ser un altavoz para las dudas y reivindicaciones vecinales para un proyecto que le cambiará la cara al barrio. El mejor ejemplo tuvo lugar el pasado martes en el centro cívico de O Castrillón, con el ‘foro’ entre la concejalía de Urbanismo, la junta de compensación y los propios asistentes, más de un centenar. Ramiro Otero ya advirtió que esa reunión sería la primera de muchas para dar forma al proyecto.