No fue sencilla en el desarrollo, ni tampoco para darse a entender, la exposición que el Ayuntamiento realizó el pasado jueves en el Ágora. En la misma, el concejal de Cultura y presidente del IMCE, Gonzalo Castro, intentó trasladar a casi una treintena de asociaciones vecinales por qué el nuevo modelo de financiación de cara a las fiestas es beneficioso para sus intereses. Y también para los del Ayuntamiento, ya que recordó, además, que se trataba hasta ahora de una relación “insostenible legalmente” en lo que al modelo de subvención se refiere. Le costó, pero puede decirse que, después de dos horas, muchas dudas y algunos reproches, se marchó de O Ventorrillo con la sensación de haber convencido.
Básicamente, el nuevo modelo se estructura en una solicitud y previsión de gasto por parte de las asociaciones, un estudio del mismo desde el Ayuntamiento y, tras una serie de baremos histórico-sociales, la concesión de hasta 20.000 euros para que cada barrio se administre como vea. Según Castro, en realidad el 74 por ciento de las fiestas ya funcionaban bajo ese modelo, y ahora es cuestión de darle unos forma legal. Sin embargo, Novo Mesoiro ha sido el primero en poner el grito en el cielo. Sería el tercer año consecutivo en el que el Ayuntamiento y el barrio periférico tuvieran posturas antagónicas. “Esta convocatoria impone una carga económica y de responsabilidad insostenible para las asociaciones vecinales “, afirma la asociación vecinal. “Esto nos generaría mil problemas a nivel de Hacienda. Somos una entidad sin ánimo de lucro y tendríamos que facturarle a feriantes, barra y realizar contrataciones, lo que nos podría generar graves problemas y multiplicaría nuestro trabajo un 3000%. Las asociaciones estamos para luchar por el barrio, no para realizar el trabajo del IMCE”, añade.
Un razonamiento muy semejante esgrime Mónica Díaz, presidenta de la asociación vecinal de Eirís y una de las voces más activas en las dos reuniones informativas. “Estamos formados por persoas que doan o seu tempo e queren meternos en obrigas”, lamenta. O Concello foi pouco a pouco deixando de controlar as festas e agora quere obrigarnos a pedir unha subvención, facer un papeleo e negociar coas orquestras”, añade. “A responsabilidade de organizar as festas en toda a cidade é do Concello e as asociacións o que temos que facer é colaborar”, finaliza Díaz, que apuesta por volver a la fórmula clásica.