EL picudo rojo continúa su avance implacable. Esta plaga de escarabajos asiáticos devoró una palmera centenaria situada frente al Hospital Oncológico. Tras meses intentando salvar al ejemplar, que tiene cerca de cien años, al final se decidió que la única solución era la tala. Los operarios cortaron el tronco en pedazos durante la mañana de ayer.
La muerte de la palmera, que lleva allí desde la fundación del edificio, en 1920, se temía desde hace meses, cuando comenzaron a detectarse los primeros signos de los parásitos, pero los técnicos trataron de salvarla, puesto que se trata de un ejemplar incluido en el catálogo del Ayuntamiento. Sin embargo, una vez el parásito se ha colado en el interior del tronco, resulta casi imposible detenerlo. En dos ocasiones, las grandes ramas de la palmera cayeron al suelo, con el peligro que suponía para los viandantes, así que se tomó la decisión de talarla.
La tala estaba programada para el miércoles, pero se retrasó hasta ayer por la mañana. Tras retirar todas las ramas, los operarios cortaron en trozos de arriba a abajo la palmera y la depositaron en un camión, para su posterior destrucción y garantizar así que se ha eliminado el parásito. El Oncológico cuenta todavía con otra palmera, pero esta es de pequeño porte.
Toda Galicia se bajo la amenaza de esta plaga, que ha devorado palmerales enteros, y A Coruña no es una excepción. Hay que recordar que el 15 de noviembre se taló una palmera situada en La Marina. También el área se e afectada: el servicio de mantenimiento de jardines del Ayuntamiento de Culleredo procedió el lunes a la tala de una palmera en Fonteculler por verse afectada por el picudo rojo. Se hallaba ubicada en la plaza de Daniel Rodríguez Castelao.
Pero en A Coruña preocupa sobre todo el palmeral de los jardines de Méndez Núñez, así como la Rosaleda, que acoge el ejemplar más alto de Galicia, de unos treinta metros. Aunque los técnicos municipales vigilan de cerca estos ejemplares, todos los expertos coinciden en que solo es cuestión de tiempo que el escarabajo haga acto de presencia en Méndez Núñez.
Es decir, que a largo plazo todas y cada una de las más de setenta palmeras de los jardines de Méndez Núñez parecen condenadas a perecer por el voraz insecto, que llega a tener tres puestas al año de entre 200 y 500 huevos cada una y que vuela hasta cinco kilómetros. Las asociaciones ecologistas consultadas (Hábitat, Adega) coinciden en que uno de los factores que determinará la longevidad del palmeral es cuánto dinero está dispuesto a invertir el Ayuntamiento en protegerlo.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente aseguran que se realiza una revisión periódica muy exhaustiva del estado de estos árboles, uno a uno. Se aplican diferentes insecticidas, uno de ellos por el método de la endoterapia, un sistema que consiste en la inyección en el tronco de una sustancia. Es uno de los tratamientos más avanzado en este tipo de situaciones. El objetivo es evitar que la plaga llegue al palmeral.