El epicentro de la Semana Santa en A Coruña es la Venerable Orden Tercera, porque de allí salen muchos de los pasos que se pueden contemplar estos días. Sin embargo, muchas han tenido que suspenderse por la lluvia.  Salvador Peña, ministro presidente de la Orden Tercera, describió la situación como “fatal”: “Este año fue el peor. Todos los años suele llover, pero este solo salió el Domingo de Ramos, el lunes ya no salimos, el martes con la Piedad, el Viernes de Dolores, y no salieron más”.  

Pero Peña se consoló señalando que "hicimos igual los actos que teníamos previstos sacar a la calle en el interior, con muchísima gente". Pero reconoció que "me dio muchísima pena el Viernes Santo". Salió a la calle, abarrotada, para comunicar al público que la lluvia no permitía procesionar.

"Hemos tratado de acoger a toda la gente que pudimos aquí, en la iglesia", aseguró. El acto fue "emotivo y bonito", un homenaje tanto al Cristo Yaciente, como a Nuestra Señora de Soledad como al  Santísimo Cristo del Buen Consuelo. 

Peña está convencido que, pese a todo, la decisión más sensata fue no salir a la calle: "Los que se arriesgaron a salir lo han pasado mal en la calle. En Ferrol, un palio que tenían restaurado lo han fastidiado. Hay que actuar con responsabilidad y salvaguardar el patrimonio. Porque semana Santa hay todos los años, pero el patrimonio del siglo XVII, XVIII, del XIX no se puede reponer". 

El Viernes Santo sí salió, por ejemplo, el Via Crucis penitencial desde la parroquia de San Jorge, pero se tuvieron que refugiar en los soportales de María Pita. "Es desalentador, porque una procesión cuando llueve, la gente se dispersa, y el cortejo empieza a correr. Queda ridículo y desangelado", se lamentó Peña. 

Por otro lado, aunque la mañana era nublada y llegó a chispear en algún momento, hoy salió el paseo de Nuestra Señora de la Esperanza del templo de Las Capuchinas en la calle Panaderas hasta la plaza de María Pita y retorno al templo por las mismas calles.