Mientras la mirada más global refleja que la población en las comarcas de A Coruña y de Betanzos aumentó un 13,73% en las últimas dos décadas, el detalle muestra mucha disparidad entre sus municipios. Un puñado de ellos, la mayoría de la comarca coruñesa, han visto como en estos últimos 20 años su número de vecinos se ha incrementado en un tercio o más, mientras que varios núcleos brigantinos tienen ahora hasta un 20% menos de población.

Recientemente, el Instituto Galego de Estatística (IGE) publicó las últimas cifras de referencia en lo que a población se refiere, que datan de julio de 2023. De ahí se desprende que ambas comarcas sumaban en julio 450.455 vecinos, un 13,73% más que en enero de 2002 (396.087) y un 0,2% más que seis meses antes (a principios de 2023 se contabilizaban 449.537 vecinos entre las comarcas coruñesa y brigantina).

Mayores incrementos

La situación, no obstante, difiere bastante entre los municipios de ambas comarcas. Si los ayuntamientos que rodean a A Coruña han vivido una suerte de boom poblacional en los últimos 20 años, algunas localidades brigantinas han visto notablemente mermado su número de vecinos.

Así, en el lado positivo de la balanza se encuentran municipios como Arteixo, Oleiros, Sada o Culleredo, que lideran los incrementos poblacionales de las últimas dos décadas. El ayuntamiento sadense es el que más ha aumentado porcentualmente, ya que tenía en julio de 2023 casi un 50% más de vecinos que en enero de 2002 (un 47,51% más, al pasar de 11.464 a 16.944).

A continuación, Arteixo se sitúa en segundo lugar, al pasar de 23.327 habitantes a 33.803 (un 44,91% más). Miño es el último de los tres municipios de ambas comarcas que superan el 40% de incremento (un 40,13%), porque, si en 2002 el instituto estadístico contabilizaba 4.959 miñenses, ahora son casi 2.000 más: 6.949.

Ligeramente por debajo se sitúan municipios como Oleiros y Culleredo. En julio de 2023 se contaban, según desgrana el IGE,  se contaban casi 11.000 oleirenses más que en enero de 2002 (un 39,7% más). Mientras tanto, los cullerdenses son 8.500 más (un 38,01% más que hace dos décadas).
 

Un escalón por debajo se encuentran los incrementos vividos en localidades como Carral (un 28,96% más en 20 años), Cambre (un 27,22%) o Coirós (22,3%).
 

Ya en otras magnitudes se mueven el resto de ayuntamientos de ambas comarcas que han visto como su población crecía en estos años. De este modo, los 800 vecinos más con los que contaba Bergondo el pasado verano suponen un 12,82% más en 20 años. 
 

Son los dos municipios más poblados de ambas comarcas los que, porcentualmente, han vivido un aumento más ligero. Betanzos pasó en 21 años de 12.512 habitantes a 13.091, lo que supone un aumento del 4,63%. Mientras tanto, en A Coruña se contabilizaban en enero de 2002 236.419 vecinos, frente a los 247.582 del pasado verano, que se traducen en un aumento del 4,72%.

Las caídas más notables

En el lado negativo de la balanza se sitúan buena parte de los municipios brigantinos, a los que se suma Abegondo en la comarca coruñesa. El término abegondés contaba en 2002 con 5.722 habitantes. Dos décadas después, con subidas y bajadas de por medio, son 5.576 los vecinos de Abegondo, un 2,66% menos.
 

La caída porcentual más notoria es la de Vilasantar, que ha visto como su población se reducía en más de un 23%, pasadno de 1.595 habitantes a 1.227 (aunque se llegaron a contar menos en verano de 2021). En términos similares cayó el número de vecinos de Aranga (un 22,5% en 20 años), al pasar de 2.311 a 1.791. No lejos de estas cifras está también el término de Irixoa, que ha visto como su población caía en un 20,28% en estos últimos cuatro lustros: si el pasado verano se contabilizaban 1.317 vecinos, hace 20 años había 1.652 registrados.
 

Paderne, por su parte, tenía en enero de 2002 2.704 habitantes, según los registros del instituto estadístico gallego, mientras que en 2023 bajaban hasta 2.361 (su mínimo). En Vilarmaior la bajada fue similar, del 8,97%, al caer de 1.361 personas a 1.239 (que suponen un aumento respecto a 2023).

Curtis vivió una caída del 5,15% en estos últimos 20 años, mientras que Oza-Cesuras registra, en su caso desde el año 2014, una bajada del 2,88%.