Las autoridades volvieron a intervenir en el número 120 de la ronda de Nelle poco antes de las tres de la tarde en respuesta a una llamada que alertaba de que estaban cayendo cristales a la calle. Se trata de un edificio okupa con un largo historial de incidentes, de manera que al lugar convergieron efectivos de la Policía Nacional y Local. Sin embargo, lo que podría haber sido un acto de vandalismo o una pelea acabó revelándose como un simple desperfecto, probablemente provocado por el temporal.
Tras inspeccionar el lugar, la Policía solicitó la presencia de los Bomberos para sanear al fachadada, retirando todos los cristales que aún eran susceptibles de desprenderse a la calle, pero no llegaron a actuar. Se retiraron los fragmentos que ya estaban en el suelo y que, afortunadamente, no habían herido a nadie.
No es más que otro incidente en una larga lista que acumula este edificio ruinoso, que se ha convertido en una fuente de inseguridad entre los vecinos del barrio. Normalmente, no es el mal estado del inmueble el que resulta más preocupante, sino los pequeños delitos que cometen sus habitantes. Estos han cambiado en los más de diez años que han pasado desde que comenzaron las okupaciones, pero a la mayoría se les considera problemáticos.
De hecho, la Policía Nacional ha tenido que acudir el último mes en arias ocasiones en busca de los jóvenes que considera sospechosos de varios robos en el entorno de la calle Barcelona. Normalmente tirones y hurtos para apoderarse del móvil de la víctima. Sumado al menudeo de drogas al que, se sabe o se sospecha, se dedican varios de los habitantes del inmueble, este se ha convertido en una fuente de malestar para el vecindario, que ya protagonizó el pasado verano una protesta frente a sus puertas. Por el momento, la Policía vigila el lugar y lo visita a menudo, pero todavía no existe una fecha para su desalojo.