El Ayuntamiento está decidido a que se respete la calle Compostela, que se ha convertido en una especie de símbolo de la política de peatonalización que han llevado a cabo a lo largo del mandato. Así que ayer hicieron acto de presencia varios coches patrulla de la Policía Local y comenzaron a multar a los conductores que entraban en la calle Picavia, y que giraban a la izquierda por Compostela. En total, fueron nueve los conductores sancionados con multas que rondaban los cien euros.
Fuentes municipales aseguran que no se trata de un dispositivo extraordinario, y prefieren denominarlo un “control rutinario” de zonas restringidas. Pero lo cierto es que no es tan habitual, sobre todo en el centro de la ciudad, aunque si ocurre en zonas como la Ciudad Vieja, cuyo acceso está limitado a residentes y a carga y descarga.
La razón detrás de esta iniciativa es un banco que se encuentra en el cruce de la calle Picavia, y con el que los coches chocan cuando practican el giro, rompiendo su base de cemento y desplazándolo. Después de que el incidente se repitiera varias veces, el Ayuntamiento decidió fijarlo al suelo con cemento, pero tampoco funcionó. Fuentes municipales consultadas aseguran que se trataba de accidentes, pero el caso es que seguían repitiéndose.
La semana pasada, se instaló una cámara en ese cruce, como parte del nuevo de ese cartel, un ojo electrónico también está avizor, de una forma mucho menos sugerente. La cámara electrónica fue instalada allí por orden de la Concejalía de Movilidad como parte del nuevo sistema de seguridad que controla los accesos de la zona peatonal, impidiendo que vehículos no identificados se puedan colar en esta zona, más allá de los de carga y descarga y de los vecinos con garaje en esa calle.
Teóricamente, es posible sancionar desde esa cámara, puesto que se controla desde la sala de pantallas de la Policía Local, en la estación de autobús. No sancionavautomáticamente, pero es posible distinguir la matricula de un vehículo infractor si los agentes están atentos. También permite alertar a las patrullas, que es posible que sigan visitando el punto algunos día más para asegurarse de que el mensaje ha calado.
La urbanización de la calle Compostela permitió ganar 4.634 metros cuadrados para uso peatonal. Las obras se dilataron más de lo previsto (concluyeron a finales de noviembre), y costaron 1,1 millones de euros. Pero existen otras peatonalizaciones anteriores en las que los banco han dado problemas también, es el caso de la plaza de As Conchiñas.
En este caso, el concejal de Movilidad, Francisco Díaz Gallego, “ha anunciado cambios en ese lateral de la plaza, se va a impedir el acceso de carga y descarga pegado a las casas y se abre ese acceso entre la plaza y la hilera de arbolado”.