Galicia desde la antigüedad se considera una nación, sus ocupantes romanos, la suponen una provincia de Hispania en su dominación, al caer el Imperio, ante la presión que ejercen las tribus del norte europeo, se instalan en estas tierras de Galicia, los Suevos, un reino que abarca desde Astorga (Astúrica) hasta los confines de Oporto y vecinos de los lusitanos, llegando a tener dos reyes, cuyos cetros estaban ubicados, uno en Braga y otro, en Lugo. Los Suevos, llegan a conquistar Lusitania, pero los problemas tribales, acaban con su hegemonía, pasando a depender del reino Visigodo, aunque en un primer momento hasta el año 585 mantiene su independencia, de ahí nace la identidad de Galicia como nación.

Tendrá que pasar mucho tiempo, hasta que entre el 16 y 18 de septiembre de 1933, se celebra en Berna-Suiza, el IX Congreso de Nacionalidades Europeas, órgano de la Sociedad de Naciones, la cual reconoce a Galicia como nación. Según palabras de Plácido Castro, al conocer la noticia “cualquiera que sea el régimen político en que Galicia viva, nuestra tierra, autónoma o no, está ya proclamada moralmente como una nación”. Este político responsable de las Relaciones Internacionales del Partido Galeguista, da a entender la importancia de Galicia en este Congreso. Supone el primer reconocimiento como nación.

Reconocida en Berna
En aquel instante la Sociedad de Naciones, radicada en Suiza, en el periodo de entre guerras, va perdiendo autoridad por las tensiones entre naciones que a la postre llevarán a Europa al teatro de las operaciones que daría lugar al inicio de la II Guerra Mundial. Venía a ser un organismo como la actual ONU.
De todos modos, la cita se quedó ahí para la historia, al reconocer al pueblo gallego como nación. Según Castelao, en su obra “Sempre en Galicia”, dice; Galicia es una nacionalidad y así fue reconocida en Berna, en el Congreso de las Minorías Nacionales Europeas que forman parte de la Sociedad de las Naciones”.
A estas alturas del año 2023, se celebra el 90° aniversario de dicho reconocimiento y apenas reivindicado por las fuerzas políticas y sociales gallegas, así como los defensores del galleguismo. La Fundación de Plácido Castro, ya había llamado su atención, de celebrar fecha tan histórica en el 75° aniversario, con la organización de un debate y colocación de una placa en la casa de Plácido Castro en Vigo.

Lo acontecido en 1933 es historia, y una realidad casi desconocida, la cual no se debe olvidar, de que Galicia es una nación. Aquel Congreso de Nacionalidades Europeas, había nacido en 1925, al efecto de vindicar el derecho a la autonomía y al libre desarrollo cultural de las naciones y las minorías nacionales existentes en Europa.

Se rechazaba la modificación de las fronteras políticas existentes y reclaman leyes electorales que permitan a las minorías tener una representación proporcional. Para ingresar en el Congreso, los solicitantes debían proporcionar pruebas evidentes de tal existencia y demostrando una vivencia colectiva de carácter duradero. En esa época, Galicia se inserta al organismo europeo de la mano de vascos y catalanes, en sus mismos objetivos. Después de que una delegación del Consejo Nacional Europeo, haga una visita a Galicia.

Reconocimiento de prestigio

Según el Partido Galeguista, se perseguía un marco cooperativo con el resto de los movimientos afines, tratando de que Europa, conociese la realidad gallega y a su vez que Galicia, conociese mejor a Europa. El reconocimiento como nación por parte de este organismo internacional, era muy importante para Galicia, por su prestigio.

El joven Plácido de Ramón Castro del Río, nacido en Corcubión el 25 de enero de 1902 y fallece en Cambados el 17 de julio de 1967, su vida la pasó como; escritor, periodista y político destacado en el ámbito galleguista. El cual se había formado de modo intelectual en el Reino Unido, siendo el encargado de representar a Galicia en aquel Congreso, y recibido por el Presidente del Consejo de la Sociedad de Naciones y Primer Ministro de Noruega, Mr. Howinckel y el Presidente del Parlamento de Suiza. M. Motta. En la declaración presentada al Congreso se decía: “Galicia es una nación bien definida, diferente de los otros pueblos que habitan España, su origen, su historia, su idioma y sus costumbres justifican esta diferencia de manera absoluta”.

Aquel reconocimiento marcó una importancia vital para que Galicia fuese considerada una nación dentro de las minorías que habitan Europa, en una organización integrada por representantes de cuarenta millones de europeos de catorce nacionalidades diferentes, de la que Galicia se constituye como nación, salida primero de la historia y después de celebrarse este Congreso de las Minorías étnicas europeas. Como siempre, primero la guerra de España y luego la II Guerra Mundial, dejó todo en el olvido, hasta la reciente Restauración española de 1978 en que Galicia es una comunidad autónoma dentro de España, junto con vascos y catalanes. Aquello fue histórico para Galicia y conviene recordarlo, forma parte de nuestra historia olvidada.