Anclado en el corazón coruñés, con vistas al mar, el teatro Colón es uno de los buques insignia de la cultura de la ciudad, aunque no sea su escenario más grande. Inaugurado y reinaugurado en condiciones similares, sopla de nuevo las velas, llegando ya a unos envidiables 75 años.
Fue un 1 de diciembre de 1948 cuando el teatro Colón abría sus puertas. En aquel acto inaugural participaban alguna de las entidades más arraigadas en la ciudad, que todavía perviven a día de hoy, como pueden ser Cántigas da Terra o El Eco, además de la Orquesta Sinfónica Municipal. Similitudes tuvo la reapertura, medio siglo más tarde: por un lado, la fecha fue semejante, un 5 de diciembre; por el otro, el protagonismo musical lo tuvo otra sinfónica, la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG).
El edificio nacía a mediados del siglo XX para dotar a la ciudad de un nuevo recinto de espectáculos que mezclaría música, teatro y proyecciones de cine. Pero eso era sólo una parte: en su fachada marítima el edificio del teatro se convirtió en el hotel Embajador, que dio alojamiento a reyes, jefes de Estado y grandes jugadores de fútbol, en una época en la que las grandes visitas futbolísticas no eran tan frecuentes. En la actualidad, el alojamiento es la sede del Gobierno provincial coruñés.
Tan solo unos días después de la apertura del Colón, se vivía su primera proyección. Se trataba de ‘La vida secreta de Walter Mitty’, de Norman Z. McLeod, con Danny Kaye y Virginia Mayo en su elenco. Durante casi 55 años, entre sus propuestas de toda índole, continuó su labor de sala de cine. Pero en el 2002, cuando el recinto se abocaba a su cierre para un lavado de cara (que se preveía acabar en 2004, pero que finalmente se postergó hasta 2006), su papel como espacio para cinéfilos también llegaba a su fin.
Así se anunciaba durante el verano de 2002, cuando se comunicaba que la película que cerraría esta etapa sería ‘Juego de seducción’, aunque finalmente se cambiaría por ‘Nueve Reinas’. Pero el Colón retomaría años después su rol de sala de cine, acogiendo en la actualidad ciclos audiovisuales como la Semana do Cinema Galego o el Cormorán Film Fest, entre otros.
Por las tablas del Colón han pasado multitud de artistas y personalidades. Es el caso de Raphael, que en 2022 recordaba sus primeras veces en el Colón. Tambien sonaron otros nombres como José Carreras en los 70, Montserrat Caballé en los 80, el debut de Amancio Prada en el recinto, pasado el ecuador de los 70 o Alfredo Kraus, cuya primera interpretación en Galicia se dio en allí, en el 59.
Sus tablas vieron también evolucionar a entidades activas hasta hoy como Amigos de la Ópera o la Sociedad Filarmónica, mientras que en el ámbito teatral acogió innumerables estrenos gallegos y nacionales, contando incluso con sus creadores, como cuando en el 59 Cunqueiro recibía también los aplausos tras la función de ‘O incerto señor Don Hamlet’.
Pero, además de grandes interpretaciones, el Colón también fue protagonista de las páginas de sucesos. En los 50 vivía un gran incendio. En el 66, el teatro volvía a ser pasto de las llamas, aunque lo llamativo de aquella ocasión fue que su cercanía al mar hizo que no solo acudieran los bomberos a sofocarlo, sino que miembros de varios buques atracados colaboraran en la extinción. Menos importante, pero igual de llamativo, fue la explosión de un transformador en el 81, que provocó un apagón mientras sobre las tablas se representaba ‘Filomena Marturano’.
Abrazó el Colón el nombre de su homólogo bonaerense, con el que también guarda similitudes en su interior. En la decoración de este llegaría a dejar su impronta Isaac Díaz Pardo.
Se levantó sobre el lugar donde se congregaban los republicanos, al amparo del monumento a Curros Enríquez. Cuando el Colón se encaminaba a su reapertura en 2006 fue precisamente el Ateneo Republicano el que proponía, en el décimo aniversario de la muerte de María Casares, que el teatro llevase su nombre. Se llevaron la misma negativa que se llevaron los impulsores de la misma propuesta el pasado 2022.