Justo 364 días después Los Rosales volvió a vestirse de fiesta, en la que supone primera gran celebración en los barrios de la ciudad. Música, juegos infantiles, comida para abastecer a un regimiento y mucha camaradería entre vecinos fueron la nota del primero de tres días con una agenda completa, inclusiva y transversal.
Desde las 17.00 horas la plaza Elíptica mostró algo más que el ya de por sí poblado aspecto de un viernes. Los más pequeños disfrutaron del buen tiempo, así como de las barracas de todo tipo y para todas las edades instaladas en la zona. Estuvieron operativas prácticamente hasta el último acorde de la música.
Oferta gastronómica
Al mismo tiempo que las atracciones daban sus primeros servicios empezó a operar la llamada Carpa O Bo Xantar, donde durante los tres días de celebraciones habrá pulpo, churrasco y bebidas de todo tipo. Especialmente demandada se volvió antes y entre las actuaciones musicales de la noche.
El breve paréntesis del pregón, aunque las fiestas ya habían sido inauguradas en la práctica, supuso la antesala para una de las más deseadas descargas musicales. El grupo The Nunzia’s, un clásico en las fiestas del área metropolitana, pasó con éxito y conexión con el público por algunos de los clásicos del pop y el rock de las últimas décadas.
Minutos antes de la medianoche, y con la plaza Elíptica abarrotada como de costumbre, tomó la alternativa la verbena tradicional de Nuevo Plan, que funcionó como manda la tradición.
La asociación vecinal de Los Rosales mostró su satisfacción por una primera jornada masiva de comienzo a fin y que puso de manifiesto lo que ya se confirmó el pasado año: que las fiestas de barrio son una apuesta segura, tanto para el Ayuntamiento como para los residentes.
No se lo quisieron perder ni las abejas de un enjambre que, desde la propia plaza Elíptica, intimidaron a los presentes. Incluso hubo una pequeña actuación de Bomberos, que acordonó la zona para impedir que el normal funcionamiento de las fiestas se viese empañado.