Pocas cosas hay que impidan el descanso tanto como el ruido. Esa contaminación que flota en el aire y golpea en los oídos, levanta dolor de cabeza, genera estrés y provoca mal humor. Por eso se considera que una ciudad es más saludable cuanto más silenciosa es. Sin embargo, reducir el ruido causado por la actividad humana es una tarea titánica en la que A Coruña ha obtenido resultados dispares. Por un lado, ha conseguido reducir la contaminación acústica en general, pero, por el otro, la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) del centro sigue manteniendo los mismos niveles de sonido que hace unos años.

En realidad, si se tienen en cuenta los datos municipales que se recogen a través de los sonómetros instalados en las estaciones de seguimiento, se extrae la conclusión de que, en vez de descender poco a poco, el ruido ha crecido en la zona centro desde la pandemia. La ZAS abarca las calles afectadas por el ocio nocturno, la vida bulliciosa de los bares y los pubs que se concentran en la calle Socorro y aledaña, así como en las calles de la Barrera o en la Olmos. La ZAS mide el ruido de la actividad humana, y esta creció en los últimos años.

Las gráficas muestran que el ruido nocturno había crecido de forma constante desde 2015, por encima de los sesenta decibelios, para caer abruptamente cuando llegó la pandemia, aunque no tanto como pudiera creerse. En 2020, la media de ruido fue de 59,90, a pesar de que durante la mayor parte del año todos los negocios estuvieron cerrados.

Expertos consultados señalan que no es tan raro como parece. “El ruido aumenta geométricamente. Por ejemplo, para bajar el ruido en solo tres decibelios en una calle sería necesario reducir el tráfico a la mitad”. En el caso del ZAS, en 2019 el nivel de contaminación acústica media se encontraba en 64,4 decibelios, cayó a 59,9 y se disparó con la desescalada hasta alcanzar una cifra récord: 72,4 decibelios. Es decir, mucho más de lo que había descendido durante el confinamiento. No está claro a qué puede deberse esto, si simplemente a una mayor afluencia del público, deseoso de resarcirse de tantos meses encerrado en casa, o a algún cambio que también habría traído el covid, como permanecer más tiempo en el exterior, en terrazas, en vez de hacerlo dentro de los locales.

En todo caso, esto provocó numerosas quejas de los vecinos   que han denunciado en múltiples ocasiones el elevado número de decibelios que generan los clientes en la calle. Ahora, sin embargo, el ruido parece volver a situarse a niveles de antes de la pandemia.

Mapa estratégico

En términos generales, A Coruña es una ciudad cada vez más silenciosa, a medida que el tráfico, que es la principal fuente de ruido, se reduce. La memoria del Mapa Estratégico de Ruido (MER) de A Coruña de 2023, que es el cuarto que se ha elaborado en veinte años, señala que la situación ha mejorado sensiblemente respecto a 2016, dado que la contaminación acústica ha remitido en un 12%: Los expertos reconocen que esto se debe a dos factores: el primero es del tráfico, pero también hay que tener en cuenta que se han cambiado los métodos de cálculo, lo que los hace más precisos que en los tres anteriores mapas de ruido.

Hospitales y colegios se sitúan todavía en puntos donde se genera una gran cantidad de sonido

Es decir, que para estar seguros de la evolución habrá que esperar al MER que se publicará en 2028, en el que se habrá empleado el mismo sistema de cálculo. Pero no cabe duda de que el tráfico se ha reducido y que el Ayuntamiento tiene previsto continuar con sus políticas de movilidad sostenible, aunque en el MER alertan que en el próximo informe, el quinto, aunque se espera que se siga eliminando ruido, dichas “reducciones no podrán ser tan significativas como las obtenidas hasta ahora, sino que serán más progresivas”, según los expertos consultados.

Por supuesto, hay algunas zonas donde el ruido no descenderá apenas, como la Ciudad Vieja, uno de los lugares más tranquilos de A Coruña gracias precisamente a que el tráfico rodado está muy restringido. En cambio, los vecinos que se encuentran en las vías de alta capacidad tienen que soportar niveles dañinos, de 75 decibelios o más: es caso del IES Fernando Wirtz y el Eusebio da Guarda en Alfonso Molina y la plaza de Pontevedra o la Casa del Mar, el propio Chuac y Hospital Materno, que se encuentran en la avenida del Ejército y su prolongación, la de A Pasaxe, ambas vías de gran capacidad y de doble sentido. En total, hay tres colegios y seis hospitales en zonas donde el nivel medio de ruido supera los 75 decibelios. Ellos también se siente saturados.