Dos de las últimas directivas vecinales en llegar al mapa asociativo, la de la Sagrada Familia y la de la Ciudad Vieja, consiguieron recuperar la esencia más tradicional del barrio y hacer de una jornada festiva un punto de encuentro y convivencia. La fórmula fue semejante, ya que ambos aprovecharon la celebración del Día das Letras Gallegas para, alrededor de un homenaje gastronómico, musical y festivo, reunir a quienes durante un día normal solamente cruzan sus caminos por las mismas calles.
Rebasó toda expectativa el primer concurso de tortillas de la Sagrada Familia, que convirtió la popularmente denominada como pista verde en una suerte de romería popular tradicional. No faltó el folclore, gracias a la celebrada actuación de Gaiteiriños. El plazo de inscripción, de media hora y sin reserva previa, no impidió que 18 vecinos decidieran probar suerte. Hubo de todo: rellenas de chorizo, de verduras y hasta con pimentón dulce para condimentar. Eso sí, en la Sagrada Familia son ‘sincebollistas’ por mayoría abrumadora: 2 contra 16.
La llegada de Inés Rey, ataviada con una camiseta de Rosalía de Castro, activó el protocolo de degustación de un jurado de siete miembros, entre políticos, periodistas y representantes deportivos. Uno de ellos, Juan Villamisar, recibió por sorpresa el premio ‘Estrella de la Sagrada’, en referencia a la labor del Imperátor, club que preside. Tras una corta deliberación, la vecina María Aira fue coronada como reina de la tortilla en el barrio. Su propuesta fue tan simple como contundente: ocho huevos caseros y un estilo muy suelto y betanceiro. “No contaba, es algo que sólo suelo hacer para mí y mi hijo”, dijo. Suyos fueron, además, un vale de compra de 200 euros en Gadis y un diploma. Carlos Aller, segundo clasificado, se llevó 780 huevos, mientras que Naiara Fernández, tercera, 150 kilos de patatas.
En la plaza de Azcárraga SóNós puso el hilo enxebre a un nuevo encuentro social, que se extendió hasta la sobremesa.