Existe una sala en la Comisaría de la Policía Nacional, en Lonzas, desde  donde se coordinan todas las incidencias que se atienden a través del 091 en tres de las cuatro provincias gallegas: Lugo, Ourense y A Coruña. Eso la convierte en la quinta Sala del 091 que más llamadas recibe de toda España, por delante de ciudades grandes como Alicante. Solo el mes pasado se abrieron 12.615 expedientes. Algunos eran verdaderas emergencias y otros, simples llamadas informativas. “La gente llama a la Policía para informarse o porque tiene un problema. Ya nos tiene en su esquema mental”, explica el responsable. 

El número varía según el mes. Por ejemplo, en verano, como hay más población, suele haber más incidentes, pero siempre ronda los 12.000. Es decir, unas 240.000 al año. Es el doble de Vigo, que es una comisaría local, pero que aun así tiene una gran cantidad de trabajo, con 12.900 llamadas el año pasado. Esto hace del Centro Inteligente de Mando, Control y Comunicación (Cimacc) de A Coruña uno de los más atareados. Lo es desde la unificación de 2017 y solo es posible gracias a la informatización que permite a los siete agentes que componen el equipo procesar toda la información. “Para mí, fue un salto tremendo”, reconoce el policía. 
 

El programa Séneca agrupa cada bit de información y genera lo que  se denomina una ‘carta de llamada’ que identifica a la persona que llama y su posición. El operador telefonía hace las primeras preguntas y recomienda. A menudo la situación resulta confusa y debe extraer la información de alguien nervioso o asustado. “Si es un robo con violencia, llevaba navaja? ¿Cómo iba vestido? ¿A dónde se dirige? ¿Lleva el bolso?”, enumera. 

La carta de llamada se convierte en una emergencia real, un expediente que luego pasa a un operador de radio, que  coordina las patrullas. “Es simultáneo: el operador de telefonía está escribiendo y su compañero de radio está leyendo ya lee lo que escribe y lo gestiona –explica el mando– “¿Le ha pinchado con la navaja? ¿Necesita una ambulancia del 061? Tienes que ponerte en la piel del compañero”. Se trata de gestionar los recursos de la manera más eficiente posible. 
 

Pero de esa cifra de más de 12.000 llamadas que atiende la Policía Nacional desde A Coruña resulta engañosa: muchas veces no se trata de delitos.

A pie de calle 

Gran parte son auxilios humanitarios. “Ese es nuestro gran trabajo, en eso consiste gran parte del trabajo policial a pie de calle”, explica el responsable del Cimacc. Aunque la sala del 091 evoca trepidantes persecuciones, robos y atracos, la ayuda al ciudadano es fundamental y va de lo trivial a las cuestiones de vida o muerte. “Mamás que no encuentran al niño, abuelos desorientados, el que hace tres días que no ve al vecino levantar la persiana, infartados, intentos de suicidios...”, enumera.
 

El Policía asegura que “profesionalmente, son las que más satisfacción te dejan.  Nunca se coge el pulso realmente de la situación si no estas in situ. El miedo, la incertidumbre... La persona que se quiere suicidar. 

Gestionar eso, sacarlo adelante...”.
 

Las llamadas y su naturaleza varías continuamente dependiendo del día de la semana, de la época del año e incluso del tiempo que haga “¿Qué puede ocurrir en un día que llueva? Que aumenten las llamadas en los centros comerciales, porque es donde la gente acude”, explica el responsable. En cambio, los días de verano es desde la playa desde donde se hacen las llamadas al 091. Las mañanas, las tardes y las noches tienen un inicio tranquilo que luego evoluciona. “Noches de viernes noches complicadas. Noches de lunes noches tranquilas.–sentencia el policía–En verano, incidentes de turistas. Solo en cruceros tenemos tres mil”.
 

A menudo, reciben llamadas de gente despistada, pidiendo información, convencidos de que van a encontrar un amable agente de la Policía Nacional al  otro lado del teléfono. En origen éramos un servicio público, a finales de los años setenta, y ahora volvemos a serlo. “Está en nuestra genética. No hay ningún problema”, asegura el mando.