Ni la lluvia ni el hecho de ser lunes pudieron con las ganas de celebrar un San Patricio que llevaba tres días de alabanzas y baños en cerveza. Para la jornada de cierre quedó una programación muy de las islas: fútbol, lluvia y música en directo dentro de los pubs.
El lugar donde nació la ruta Pub Crawl, el Penique, volvió a ser el epicentro social del 17 de marzo. Cientos de personas desfilaron a lo largo de todo el día y crearon una marea verde perenne. A las 20.00 horas se habían despachado ya 500 litros de cerveza, y la expectativa, en pleno lunes, era de destrozar sus propios registros. Entre los premios del llamado main event estuvieron una pinta gratis para los diez primeros con un trébol recién cortado, tres decantadores de whisky Bushmills para los tres mejores disfraces. Además, hubo dos pases de la banda The Leprechauns y 100 gorros exclusivos que volaron en cuestión de minutos. El partido del Deportivo fue uno de los grandes aliados.
El destino quiso que el 0-1 de Yeremay ahogase los cánticos de quienes entonaban las canciones de The Pogues, aunque para cabreo el de la falta previa no pitada en el empate del Castellón. No es que aguase la fiesta, pero sí que provocó que San Patricio se despidiese entre pitos y flautas. Eso sí, su legado llegó hasta bien entrado el martes 18, ya que la mayoría de los establecimientos de la ruta Pub Crawl mantuvieron la verja abierta hasta que se lo permitió la licencia.
Una vez quedó atrás el disgusto por el partido se produjo uno de los sucesos que justifican y explican el éxito de la ruta: hosteleros de varios de los bares adscritos se reunieron para brindar juntos en el Penique, donde dio comienzo un recital de dos horas más de The Leprechauns.
Por otra parte, en pleno debate municipal por este tipo de celebraciones, un vecino aseguró: “Si no le damos vida a la zona solo nos queda ser una esquina olvidada, un dormitorio”. Lo hizo pinta en mano y en zapatillas de casa. Ya entrada la madrugada poco o nada tenía que envidiarle el ambiente al famoso Temple bar de Dublín: bailes y música tradicional en directo, gorros por el aire y, sobre todo, mucha felicidad y cerveza.