Las entrañas de uno de los emblemas de A Coruña asomaron por unos minutos en el centro de la ciudad. El reloj del Obelisco, inmerso en un programa de restauración y mantenimiento, fue abierto por los profesionales de la relojería Nemesio para los últimos pasos previos a su puesta en hora y en marcha.

Desde hace varios meses la estructura, de casi un siglo y medio de antigüedad, se encuentra en parada proyectada. El motivo es el desgaste producido por el día a día, en el que el viento, la arena y la humedad son los peores enemigos. De hecho, según los expertos al cargo, es sorprendente la fiabilidad y exactitud que mantiene a pesar de haber marcado el paso del tiempo en la ciudad durante tantos años. 

No podría haber elegido mejor día el reloj para lucir sus adentros, ya que la estampa de los relojeros encaramados a la grúa de Bomberos y el sol primaveral brillando con toda su fuerza quedaron grabados en la cámara de los numerosos curiosos, turistas y viandantes que se toparon con la escena.