Lejos de la tranquilidad que se tiende esperar de una mañana de domingo, los Bomberos tuvieron ayer una jornada llena de trabajo: el primer temporal del año, aunque solo estaba marcado como una alerta amarilla, había traído consigo viento y la lluvia que habían causado numerosas incidencias por toda la ciudad, arrancando carteles, dañando tejados o desgajando ramas. Se registraron cerca de diez intervenciones, muchas de las cuales requirieron el uso de la autoescalera para trabajar a varios metros de altura, aunque también se habían registrado incidentes a ras de suelo.  
 

El mal tiempo, que había dominado el sábado comenzó a causar problemas ya durante la tarde de anteayer, cuando en la calle Rianxo, junto a la plaza de A Cubela, el hormigón que recubría la fachada de un edificio comenzó a desprenderse por culpa del óxido en su armadura metálica. Los Bomberos tuvieron que despejar el alero a cuatro metros de altura. El agua también hizo su trabajo, y los servicios de emergencia acudieron a la Tercera ronda a despejar una balsa de agua que había generado la pertinaz lluvia. A la una y veinte de la madrugada se desprendieron elementos de hormigón de la fachada de un edificio de la calle Socorro, en lo que se considera por parte de los Bomberos como la intervención más grave que tuvieron que llevar acabo. A pesar de que se trata de un lugar muy concurrido, porque allí se concentran varios locales de ocio nocturno, nadie resultó herido. Sin embargo, fue necesario sanear parte de la fachada. 
 

Algo parecido ocurrió en la calle de Sánchez Bregua, frente a los jardines de Méndez Núñez donde el viento y la lluvia habían causado leves daños en la fachada de otro edificio.  El siguiente turno de Bomberos acudió a la calle Filipinas, junto a la avenida de A Sardiñeira, por otro caso similar. Después ocurrió la caída de una rama en la avenida de Oza.
 

Poco antes del mediodía  también acudieron al número 79 de la calle Real por desperfectos en un tejado. En el cruce de la ronda de Outeiro con Agra do Orzán retiraron un cartel de un restaurante kurdo que amenazaba con desprenderse y luego se trasladaron a la calle de Álvaro Cunqueiro, no lejos de la rotonda de Las Pajaritas, donde tuvieron que trabajar en la fachada del edificio a treinta metros del suelo para eliminar los restos de revoque sueltos que se encontraban en la esquina del edificio. 

Última incidencia 

La Policía Local acordonaba cada zona a la espera de que la actuación de los Bomberos, que veían como se les acumulaban las tareas: a las dos de la tarde tuvieron que desplazarse a la plaza de San Cristóbal, nuevamente por una caída de objetos a la vía pública.  Esa fue la última incidencia que se registró: un total de diez en menos de veinticuatro horas, que no son pocas si se tiene en cuenta de que se trataba de una alerta amarilla. 
 

Los Bomberos señalan que esto es habitual al inicio de la época de temporales: después de meses de tiempo seco y estable, los cambios en la temperatura, la humedad y algunas rachas fuertes de viento afectan a los edificios viejos o que no reciben un mantenimiento adecuado, y por tanto son más vulnerables a estas incidencias.