La docente e investigadora de la Universidad de A Coruña Yolanda Pérez Sánchez ha conseguido que la plataforma de divulgación académica y científica ‘The Conversation’ se haya fijado en un texto suyo de 2022 –‘La flâneuse en el cine. De Agnès Varda a Chantal Akerman’– que habla sobre la mirada femenina delante y tras la cámara como forma de conquistar el espacio público.
¿Cómo definiría a Agnès Varda?
Fue una directora de cine que comenzó su carrera en los años 50, avanzando algunos de los rasgos innovadores que desarrollaría la Nouvelle Vague. Sin embargo, su obra tiene un matiz más humanista, con un estilo próximo al documental, introduce tramas y escenarios sociales que muestra con una mirada honesta que, por dura que sea la realidad filmada, transmite una curiosidad y una cercanía muy genuinas.
¿Cuál diría que es la principal reflexión de su texto?
Tradicionalmente, la construcción de la realidad se ha hecho a través de la mirada masculina, no solo en expresiones artísticas, sino también en el uso y el diseño del espacio público; por eso el interés en la figura de la flâneuse –paseante– como respuesta a la del flâneur, icono de la apropiación de las calles por el artista moderno.
¿Cómo se pasa de hablar académicamente de Arquitectura a hacerlo sobre el cine más femenino y feminista de la segunda mitad del siglo XX?
Tanto mi formación académica como mi trayectoria investigadora han incorporado un interés más amplio por el sentido de ciertas formas culturales, sobre todo las que implican cierto carácter ritualístico. Estos últimos años me he interesado por el acto de caminar como forma estética y como práctica que genera espacio en el cine.
¿Hay una forma de hacer feminista la Arquitectura y el paisaje urbano?
Muchas autoras y arquitectas están demostrando que esto no solo es posible sino también necesario. Pasa por hacer los espacios públicos más inclusivos y seguros. El espacio público nunca ha sido neutro: solo hay que pensar en quién lo ha diseñado tradicionalmente y para qué usuario tipo. No hace falta ser feminista para darse cuenta de que este es un modelo obsoleto que se está derrumbando.
¿Como docente es difícil abordar la parte más artística de la Arquitectura?
Generar interés por otras expresiones artísticas, como la escultura o la pintura, puede ser un reto con un alumnado que ha realizado el Bachillerato de Ciencias y Tecnología. Sin embargo, mi experiencia, en general, es muy buena. Asomarse a la Historia del Arte es una forma fabulosa de desarrollar cualidades estéticas y éticas. Y, sin duda, una persona que va a diseñar el entorno en que vivimos debe cultivarlas y ponerlas en práctica.