El Mercado Municipal de Betanzos abrirá antes de Semana Santa. Esa es la idea del Gobierno de María Barral, que confía en que las obras, que comenzaron en 2023, estén acabadas para Fin de Año. Así lo anunció la alcaldesa durante una visita a las instalaciones, completamente actualizadas tras una cuidadosa intervención en la que se intentó modernizar el espacio respetando la envolvente original, de Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés.
El mercado, que se abrió a la plaza de Fernán Pérez de Andrade tras la autorización de Patrimonio de Galicia, cuenta con planta baja, primera y segunda, esta última destinada exclusivamente a restauración, con vistas a Santa María, San Francisco y hasta a la ría de Betanzos. La baja cuenta con seis puestos –cada uno con su almacén–, aseos públicos y vestuario para los trabajadores, mientras que en la primera, abierta a la baja, tiene el mismo número de espacios, de acuerdo con las indicaciones de la arquitecta Patricia Sabín, del estudio Sabín Blanco.
En cuanto a la gestión, la mandataria municipal confirmó que será directa en el caso de los puestos del mercado tradicional, ya que los seguirá administrando el propio Ayuntamiento de Betanzos. Para los de restauración, están “trabajando en un modelo de concesión o de gestión conjunta”, detalló Barral.
Es más, el diseño escogido permite que cada uno de los espacios pueda tener su actividad de manera independiente, ya que dispone de todos los servicios necesarios, explicó también Sabín.
Además, las instalaciones cuentan con todos los requisitos de accesibilidad, con rampas y ascensor, y sostenibilidad, con la certificación más alta, y será totalmente inclusiva, atendiendo a la norma vigente en España.
Para la regidora, el resultado de las obras cumple con lo esperado, ya que se ha transformado un espacio respetando la tradición, sin perder la esencia de Betanzos. “Estou convencida de que vai cumprir co obxectivo co que foi concebido: ser motor dinamizador do casco histórico”, comentó María Barral.
De la misma manera, la actuación tuvo en cuenta “o extraordinario proxecto” de Rafael González Villar para este mercado, que nunca se materializó por la muerte del arquitecto, lo que obligó a encargar un segundo diseño a Tenreiro y Estellés.