Un pleno exprés, por el libro y sin sorpresas sirvió para que cuatro años después José Ramón Rioboo Castro tomase de nuevo el bastón de mando del Ayuntamiento de Culleredo. El regidor llegó en funciones, después de un triunfo mucho más corto que en los comicios anteriores, pero con la anunciada abstención del Bloque Nacionalista Galego como garantía de continuidad.
La casa del pueblo lo fue más que nunca, hasta el punto de que hubo que hacer acopio de sillas para dar acomodo a la gran cantidad de vecinos que quisieron compartir la solemnidad del momento. Superaban el centenar, y entre los asistentes hubo muchos gestos cómplices. Quedó constituida la Mesa de Edad con el edil más veterano, Manuel Núñez, y la benjamín Cristina Pardo.
Se declararon alcaldables y se sometieron a votación el socialista José Ramón Rioboo, la popular Izaskun García y la representante de Alternativa dos Veciños Indrani Thais Palla. El resultado fue fiel a lo dictado por las urnas: ocho votos para el regidor en funciones, siete para la popular, dos para Palla y la abstención de los cuatro concejales nacionalistas, que hizo valer el peso de la fuerza más votada. “Non temos nada en común con Rioboo nin co seu Goberno, o BNG é coherente coa súa política de defensa da veciñanza e iso é incompatible con apoiar a Rioboo como alcalde”, sentenciaba Tono Chouciño desde la víspera.
El discurso del prometido y proclamado alcalde fue agradecido y conciliador. Prometió abrir las puertas y “escoitar aos veciños”, para los que marca el objetivo de “incrementar o benestar e facer de Culleredo un lugar mellor”. También prometió diálogo y “altura”.