No siempre que alguien se prodiga con un gran invento tiene la fortuna de trascender hasta el punto de que todos sus similares se conozcan por su mismo nombre. Un puñado lo han conseguido: Kleenex, Albal... y sobre todo Tupperware, al que la mayoría nos referimos con el más castizo ‘táper’. Imaginarán la desolación cuando uno se entera que la empresa se ha declarado en quiebra.