La desaparición de la mayoría de los olmos del jardín de San Carlos vuelve a poner de manifiesto la fragilidad de las dos arboledas históricas con las que cuenta la ciudad: el olmedal de San Carlos y el palmeral de Méndez Núñez. Ambas se encuentran amenazadas por unas plaga que, según todos los expertos consultados, acabarán destruyéndolas: la grafiosis y el picudo rojo. El Ayuntamiento anunció que el lunes comenzará a talar trece olmos muertos. A principios el siglo XX se plantaron 22, tres de los cuales ya se han sustituido y seis que sobreviven. El palmeral también se ha visto infectado, pero por el momento se ha evitado tener que tomar medidas extremas.
Carlos Franco, ingeniero forestal coautor de un informe sobre el patrimonio arbóreo de la ciudad, señaló que la noticia de la tala de San Carlos es una tragedia “porque son árboles realmente valiosos, por su edad y por su porte”. El catedrático de la Universidad de Santiago, Jesús Ángel Sánchez, que confirma que se plantaron a principios del siglo XX, coincide a la hora de afirmar que es “una noticia muy triste, pero esperada”.
También coincide en que, más tarde o temprano, todos los olmos tendrán que ser reemplazados. No hay que olvidar que se talaron ya tres de estos árboles añosos para sustituirlos por otros más resistentes a la enfermedad. Exactamente lo mismo que se hará ahora. “Hay que enmarcar este fenómeno dentro de la realidad de los jardines históricos. Están hechos de materia viva, y esta cae, caduca, y le caen rayos”, comenta Sánchez.
Lo importante, señala, es que el jardín no pierda su carácter de mausoleo de los restos de Sir John Moore, general escocés de la Guerra de la Independencia, muerto de un cañonazo en la Batalla de Elviña 1809. Su trazado radial tiene en su centro en cenotafio, al estilo del siglo XIX. No hay que olvidar que el gobernador militar Francisco Mazarredo fue el que mandó construirlo en 1838 (aunque en muchos sitios figura 1834 como fecha) y que el diseñador fue el arquitecto municipal José María de Noya.
“Los olmos no son la esencia del jardín, su esencia se la da una combinación de plantas e intervenciones humanas, construcciones, elementos pétreos...”, enumera. El Ayuntamiento también anunció la rehabilitación de la muralla y un experto como José Ramón Soraluce Blond recuerda que el cierre superior es una adición posterior de principios del siglo XX, responsable en parte del abombamiento de la muralla, que quizá debería ser retirado. Sánchez advierte de que no existe ninguna información real de cómo era el trazado original, aunque el Ayuntamiento hiciera una reforma para recuperar la disposición radial entre 2022 y 2023. “Fue una intervención correcta”, admite.
El PP considera que dicha reforma fue la causa de que se propagara la grafiosis al herir las raíces de los olmos. La Unesco había advertido en un informe de mayo de 2021 lo que iba a pasar si el Gobierno municipal hacía la reforma que tenía prevista “y se cumplió todo lo que dijo entonces en un informe que Inés Rey dijo que estaba falto de rigor”, señaló el portavoz, Miguel Lorenzo.
En todo caso, más tarde o temprano, los seis olmos que restan caerán por culpa de la grafiosis. “Es muy difícil que sobrevivan porque la grafiosis es una enfermedad de muy difícil prevención y cura”, admite el ingeniero forestal Franco. Ya prácticamente no quedan olmos en todo el territorio español, como tampoco palmeras, así que el mismo destino correrá Méndez Núñez, a pesar de los constantes cuidados que recibe por parte del Ayuntamiento. De momento, ayer se tuvieron que talar cinco palmeras de la plaza de San Pablo. No son más que una parte de las 43 que espera talar el Ayuntamiento en el último trimestre de este año.
En cuanto a las palmeras de Méndez Núñez, ocho han tenido que ser sometidas a cirugía para eliminar el parásito de su interior, larvas de escarabajo asiático que perforan túneles en su tronco. Además, todas reciben un tratamiento fitosanitario constante. Por el momento, las setenta palmeras se mantienen en pie, dando sombra a los paseantes, pero su futuro no es halagüeño. Tarde o temprano, los coruñeses se quedarán huérfanos de sus arboledas históricas. El jardín de San Carlos fue el primero de toda Galicia en ser protegido, allá por 1944. Pero un papel importa poco a las plagas.
CLAVES |
Fue en 1838 cuando se construyó el jardín de San Carlos de estilo romántico |
Los 22 olmos de San Carlos, de los que viven seis, se plantaron a principios del XX |
Tanto las palmeras como los olmos reciben un tratamiento continuo |
Hasta ocho palmeras en Méndez Núñez han tenido que someterse a cirugía |
El PP critica la reforma de San Carlos de 2022, que pudo hacer que la plaga se extendiera |