Técnicos del Arzobispado de Santiago se desplazaron hasta Betanzos para evaluar el alcance de los destrozos causados por ‘Ivo’ en San Martiño de Tiobre. Una vez acabado su informe, lo remitirán a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, a quien corresponde autorizar cualquier intervención en el inmueble que, de acuerdo con las indicaciones de las autoridades eclesiásticas, re realizará “cuanto antes”, señaló el sacerdote, Santiago Pérez.

La valoración inicial apunta a que los daños solo afectan al “sobremuro” y el ventanal, incluidos el arco y las columnas, y a la antefija del testero, pero el interior se mantiene intacto, incluida la imagen de San Martiño. Tampoco resultaron dañadas las sepulturas del cementerio, ya que los sillares no las alcanzaron, “aunque quedaron solo a unos centímetros”, explica Pérez. Esta circunstancia, unida al hecho de que una vecina estuviese en el camposanto el mismo miércoles –cuando se registró el derrumbe– por la mañana, hace que algunos residentes hablen de “un milagro” porque, aunque la tristeza es enorme, “lo importante es que no hubo heridos”, comentaron en Betanzos O Vello.

 

La intención es “volver a recolocar piedra a piedra” en cuanto se cuente con la correspondiente autorización y evitar que, con el agua, se incrementen los daños en la iglesia, considerada la más antigua de la ciudad, testigo de su origen en Tiobre, que poe algo es también conocido por Betanzos O Vello. 

Desde la Xunta indicaron, consultados por este diario, que valorarán la situación en cuanto los titulares del templo, el Arzobispado de Santiago, contacten con la Dirección Xeral de Patrimonio. Mientras, el culto se mantiene en suspenso en Tiobre. De momento, los actos inaplazables se trasladan al Santuario de Nosa Señora do Camiño (Os Remedios).
 

La noticia del derrumbe registrado en San Martiño conmocinó especialmente a los amantes del románico, que en solo unos días asistieron a sendos sucesos importantes, en Burgos, donde un incendio iniciado en el campanario dañó la torre de la iglesia de origen románico de San Pedro de Hacinas, y este de San Martiño de Tiobre, en Betanzos.