Las infraestructuras de la urbanización A Barcala, en Cambre, piden auxilio. Baldosas rotas en las aceras, alcantarillas inestables y desniveles en plazas han provocado diversas caídas en los últimos tiempos, la más reciente en la mañana de ayer, martes. Una mujer de 63 años que salía del hipermercado con una bolsa tropezó en una loseta hundida y se dio de bruces contra el cemento.
La vecina, Teresa Sánchez, acabó con diferentes magulladuras en las extremidades izquierdas y una herida en el pómulo. “Hay varias zonas en mal estado y tienes que ir mirando todo el rato al suelo; esto tienen que arreglarlo ya porque no soy la primera que se cae”, explicó.
Peor suerte corrió Daniel Gestal, otro habitante de A Barcala que el año pasado se trastabilló con una alcantarilla levantada en un tramo roto de acera y se fracturó un pie, lo que le obligó a estar de baja de abril a agosto. Su denuncia al Ayuntamiento provocó que el desperfecto fuese arreglado muy pronto, pero a día de hoy nadie le ha indemnizado.
“El Ayuntamiento no se quiere hacer cargo y estoy a la espera de juicio”, apunta Gestal, quien durante semanas tuvo que andar en silla de ruedas y que vio trastocada toda su vida familiar, ya que tiene dos niñas pequeñas.
El Gobierno cambrés reformó hace años la plaza Primero de Mayo pero otras como la de Casares Quiroga, que cuenta con desniveles, grietas, humedades y otros daños, claman por un remozado. El Ejecutivo de María Pan aprobó en el pleno de agosto dos proyectos en A Barcala dentro de la segunda fase del POS+ de la Diputación, por un valor de 702.407,83 euros.
Las obras consistirán en el revestimiento de las aceras en Río Mero, Río Miño y Río Mandeo, así como trabajos en la plaza Amador y Daniel, donde se mejorarán las recogidas de pluviales y se instalará mobiliario y barandillas. También está previsto mejorar la accesibilidad de la plaza Casares Quiroga y se actuará contra las humedades en trasteros.