Es la única romería que se celebra en Cambre y una de las más concurridas del entorno más cercano a A Coruña. Con dos citas marcadas en el calendario, célebre por un ‘santo milagreiro’ y ceremoniales extraordinarios, San Benito de Anceis volvió a atraer cientos de visitantes hasta el reducido núcleo de Mercurín.
Los vecinos, entregados a la organización de los actos, cuentan obra y milagros del venerable abad al que honran dos días de julio: el 11, de menor afluencia, y el 25, coincidiendo con el Santiago Apóstol. Uno es el ‘San Benito Pequeno’, y el otro, el más visitado, el ‘Grande’.
Entre los romeros, muchos abuelos con sus nietos y ciudadanos suplicantes de mediación o agradecidos por su intercesión, convencidos de la capacidad sanadora de San Benito. En el interior de la ermita, los devotos pasan sus pañuelos por la imagen del santo, trasladada la víspera desde la iglesia parroquial, solicitando amparo para distintos males, pero sobre todo cutáneos, del que dicen que es ‘avogoso’, y también encienden velas y entregan exvotos, que se encarga de recoger una voluntaria, también de la Asociación San Bieito de Anceis.
En cualquier caso, si algo resulta especialmente curioso en esta romería es el conocido como ‘rito do paso’, que consiste en atravesar un ventanuco lateral, en el que más de uno quedó atascado a pesar de las indicaciones de los residentes o mismo de Protección Civil de Cambre. “Os brazos, por diante”, explican a Concha que, a sus 95 años, volvió a cumplir con la tradición y entró con una sonrisa tras superar con éxito el muro que separa lo terrenal de lo sagrado.