Tras más de tres décadas de trayectoria, la agrupación de pandereteiras Leilía afronta su "derradeiro" concierto de despedida.
Un adiós definitivo que tendrá lugar este sábado en el Auditorio de Galicia de Santiago y que pone fin a la gira "Anque me vou, non me vou" y a una labor de "recuperación y dignificación" que permanece, sin embargo, en el público y en los artistas emergentes que continúan la estela de la música tradicional y de la pandereta como instrumento ya "de escenario".
En una rueda de prensa celebrada este jueves en el Pazo de Raxoi junto con la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, la agrupación, formada por Ana Rodríguez, Rosario Rodríguez, Montse Rivera, Felisa Segade, Patricia Segade y Mercedes Rodríguez, ha ofrecido algunos detalles sobre la decisión de culminar su carrera y abandonar los escenarios, una determinación que, en sus palabras, ha sido "consensuada" pero también "muy difícil y muy dura".
"Es una decisión que nos va a costar mucho porque toda nuestra vida adulta está ligada a Leilía. Yo tenía 17 años cuando empecé. Todas mis experiencias de la vida adulta están ligadas a Leilía", ha expresado Ana Rodríguez, visiblemente emocionada.
Ha afirmado que están recibiendo el "apoyo incondicional de todo su público" y que sienten que salen "por la puerta grande" y "satisfechas" de haber podido "dar a conocer la música tradicional, creada por todas esas mujeres de aldea".
"Hicimos un trabajo que era necesario para el país. Un trabajo de recuperación, de dignificación, de dar a conocer un legado que estaba perdido", ha añadido Rodríguez.
Para la artista, poner fin a su carrera musical supone "una renuncia muy grande" porque a todas les va a costar "mucho" dejar a un lado los escenarios "y la energía del público". No obstante, se van "contentas" y "orgullosas" porque saben que "el trabajo está hecho" y que detrás de ellas viene gente que sigue su "estela" y que "respeta" la música de raíz.
En este sentido, Rodríguez ha señalado que artistas como Mondra, Fillas de Casandra, o Caamaño y Ameixeiras, que continúan con ese trabajo de recuperación, creando coplas que hablan "del presente" pero basadas en la tradición.
"Nosotras comenzamos a regar la raíz de una planta que estaba casi muriendo. Le echamos abono y sacamos la planta adelante. La planta ahora tiene una gran fuerza y florece más", ha declarado, al borde de las lágrimas.
Leilía se despide además con nuevo disco, titulado "Vidas Cantadas", que trae al presente las melodías de la primera maqueta con la que se presentaron a festivales, allá por 1989, y que sirvió a muchas agrupaciones como "referente" para ensayar y aprender a tocar la pandereta.
Aunque tuvo cierta repercusión, fue "muy limitada en su momento, porque era un casete y no llegó a muchos sitios". Se trata, por tanto, de las mismas melodías pero "con unas voces distintas, que cambiaron a lo largo de los años" y con "arreglos musicales que no había por entonces".
El disco homenajea a aquellas mujeres de las que Leilía aprendieron "todo". Aquellas que "cantaban en las romerías, en el campo o en el lavadoiro" o "cuando morían sus hijos, cuando querían enamorar o cuando tenían una disputa con un vecino".
"Sus vidas eran cantadas pero también las nuestras, porque llevamos 34 años juntas en los escenarios", ha expresado Rodríguez.
Respecto a la decisión de abandonar los escenarios, Felisa Segade afirma que lo hacen porque no les gusta "trabajar corriendo" y optan siempre por hacer las cosas con calma, algo que a día de hoy "es muy difícil" porque el mundo en el que vivimos "va muy deprisa".
"Somos un grupo de seis componentes, que decidimos todo entre todas. Cada cosa que hablamos, cada cosa que decidimos, lo hacemos en consenso. Y eso requiere de unos tiempos que a día de hoy no nos permiten. Cuando tienes una decisión tomada, muchas veces ese momento ya pasó. Y a nosotras no nos gusta trabajar así", ha reconocido.
El concierto del sábado será el colofón de una trayectoria sin igual, en el que la agrupación interpretará tanto temas del nuevo disco como los "grandes éxitos" y estará "cargado de sorpresas", entre ellas una "exposición previa".
Rodríguez ha hecho incluso un llamamiento popular a todos los asistentes, a los que ha invitado a llevar "sus propias panderetas" para "inundar" el Auditorio de Galicia de un instrumento que "en el pasado era de diario, pero que a día de hoy es un instrumento de escenario y de proyección de futuro".
En el primer disco de Leilía, en la portada, aparecía una pandereta llena de clavos, sinónimo de la "dureza" y "las dificultades de un mundo en el que para meterse había que ser valientes".
Sin embargo, ellas lo fueron y en la portada de su último disco ya no hay clavos, sino flores. Las que crecen alrededor de un trabajo bien hecho y que, sin duda, a día de hoy tiene sus frutos.