Como decano del Colexio Oficial de Enxeñeiros Técnicos Industriais de A Coruña (Coeticor), Macario Yebra Lemos (Meira, 1950) asumió el pasado mes de marzo la presidencia del Consello que integra a los cuatro delegaciones gallegas. Y uno de sus principales retos es que todas ellas se vayan integrando progresivamente hasta que Galicia esté representada en el resto del Estado como una sola.
Para alguien que no esté familiarizado con el término, ¿qué le diría que es Coeticor?
Coeticor es un colegio profesional de ingenieros técnicos industriales que en A Coruña se constituyó en 1976. Nuestro objetivo es aglutinar a todos los profesionales, protegerlos y proteger a la sociedad. Es decir, que cuando alguien precise del servicio de uno de nuestros profesionales cuente con todas las garantías.
A Coruña siempre se ha sido considerada una ciudad de servicios. ¿Cree que el sector industrial ha ido cogiendo fuerza a lo largo de las últimas décadas?
Yo considero que sí. Aunque el sector servicios es muy importante, en A Coruña tenemos actualmente empresas punteras a nivel europeo y alguna a nivel mundial como es Inditex. Alrededor de esta se han creado y transformado otras industrias.
Y, respecto a la ingeniería, ¿considera que también ha estado a la altura en estos últimos años?
Sí, sí. No tenemos nada que envidiar a nadie, creo que al revés. Voy cada mes o cada mes y medio a Madrid. Allí exponemos nuestros trabajos y al hacer valoración, si no estamos de primeros, estamos en lo alto de la lista. Pero esto es por una cuestión de cantidad. Numéricamente no podemos competir con Madrid, pero siempre estamos muy bien posicionados.
Es decano de Coeticor y, desde el pasado mes de marzo, presidente del Consello Galego de Enxeñeiros Técnicos Industriais, ¿cómo asumió este cargo? ¿Le está resultando difícil compaginar ambos puestos?
Ser presidente del Consello Galego es rotatorio. Entre los cuatro decanos gallegos nos vamos rotando. Y no es exageradamente difícil asumirlo porque nos ayudamos en todo e incluso nos sustituimos si es preciso. Además, el que va a acceder a la presidencia, durante los dos años anteriores, asume la vicepresidencia, con lo cual se le da continuidad al trabajo y no hay rupturas. Además, insisto, nos llevamos muy bien los cuatro.
Existiendo cuatro colegios gallegos, entiendo que A Coruña y Pontevedra serán mayoritarios.
El que tiene mayor número de colegiados es el coruñés. Hay 2.300 y en Pontevedra sobre unos 1.500. La mayor parte son ingenieros industriales aunque todavía queda algún perito. Esa carrera se extinguió a finales de los sesenta y según van pasando los años van quedando menos.
Uno de los principales objetivos que se marcó al llegar a la presidencia del Consello fue garantizar una unión mayor entre los diferentes colegios de Galicia. Meses después de asumir el cargo, ¿cree que se está cumpliendo ese primer objetivo?
Yo tengo un objetivo, no sé si lo conseguiré ver, y no es otro que haya un solo colegio en Galicia. Hasta hace unos años había cierta reticencia a ello, pero creo que actualmente tan solo quedan por limar lo que podríamos denominar problemas técnicos. Es preciso centralizar todo porque, en ocasiones, se da la circunstancia de que en los cuatro sitios hacemos la misma labor. Esto nos lleva a multiplicar por cuatro las necesidades de recursos y consecuentemente los gastos. Tenemos bastante personal y vamos capeando la cuestión con jubilaciones cuyos puestos no se ocupan. Es una cuestión presupuestaria y no queremos incrementar las cuotas que, por cierto, son bastante testimoniales. Un colegiado paga once euros al mes, un jubilado abona siete y los parados, nada. No obstante, no son las cuotas lo que nos preocupa. En lo que deberíamos recaudar más es con los visados.
¿A que se refiere, en concreto, con los visados?
Nosotros hacemos proyectos para construir una fábrica, un taller, por poner algún ejemplo. Y este proyecto tiene que ser visado. Este procedimiento se centra en la revisión de toda la documentación y que esté en regla. Por esta labor cobramos un porcentaje del presupuesto total del proyecto. Y de aquí salen nuestros ingresos fundamentalmente. Actualmente la legislación nos ayuda poco por decirlo de algún modo. Por una parte, nos exige cosas y por otra indica que no es obligatorio el visado. Pero, si no se visa nos hemos encontrado casos de proyectos realizados por personas que no eran ni titulados, cuando no también por profesionales inhabilitados. Si no se visa falta un respaldo. Se da la circunstancia de que las administraciones públicas sí pueden visar pero no se están dando cuenta de que si algo fallase los damnificados tienen muy difícil ser compensados. Aquí entraríamos nosotros ya que nuestras visas vienen acompañadas de responsabilidad subsidiaria con el colegiado. Nosotros tenemos un seguro si hubiese algún tipo de problema. Si un funcionario visa está asumiendo la responsabilidad el organismo para el que está trabajando. ¿Y si hay algún contratiempo quién paga?
Dígalo, usted.
Pongamos por ejemplo que yo, colegiado, realizo un proyecto y tengo un seguro muy precario. Se presenta un problema, el colegio me apoya porque todo aquello que está respaldado por una visa nuestra cuenta con un seguro muy alto. Si, por el contrario, el seguro lo contratas tú, así que te pones a leer la letra pequeña te encuentras que está prácticamente todo excluido. La administración solo te pide que lleves la carátula de un seguro y no va a ponerse a leer el condicionante porque es, como no podía ser de otro modo, una pesadez. Esa es la cuestión, ¿si hay un problema, después quién paga? Nos hemos encontrado con ayuntamientos que piden que todo sea visado y otros que les da exactamente igual.
Recapitulando. Ustedes siempre se van a responsabilizar de lo que pueda pasar si el proyecto lleva una visa de Coeticor.
Lo tenemos que hacer por ley. Somos responsables subsidiarios. Primero cubriría el seguro del colegiado y donde no llegase entraría el nuestro.
Eso explicaría el cobro de la visa.
Y también por el trabajo de revisar los proyectos. Además de estar continuamente al tanto de las novedades en la legislación. Para eso se precisa bastante personal. Pero si no se cobran las visas habría que subir las cuotas y hay gente que los servicios de Coeticor los utiliza poco. Muchos están dados de alta de manera testimonial porque quieren estar con los compañeros y no se les puede cobrar 40 o 50 euros al mes como se hace en el resto de colegios.
De cara al futuro, ¿cuáles son sus planes para el Consello Galego?
Estamos haciendo avances en lo que dije antes de conseguir un único colegio. Tenemos centralizado todo lo que tiene que ver con pericias judiciales. Los tribunales nos piden un listado de ingenieros que quieran actuar como peritos y eso lo lleva Ourense. La asesoría legal de tipo profesional está centralizada en Lugo. La actualización de la web la tenemos nosotros. Estamos dando pasos para que cada uno se dedique a una cuestión. Los colegios no se van a cerrar pero habrá que darles labor para que no estén todo el día haciendo solitarios (ríe).
Indican estudios que hay un 90% de satisfacción entre los colegiados. ¿A qué se debe?
Principalmente por el grado de empleabilidad. Publicamos listas de ofertas de trabajo muy actualizadas y en este momento tenemos propuestas de más.
¿Tienen que ver las 40 acciones formativas que ofrecieron el año pasado?
Todo tiene que ver. Pero deberemos hacer algún cambio porque nos encontramos con colegiados que participan en cursos en los que ya están familiarizados con los temarios y precisan de temáticas más novedosas. l