Pasos que acercaron la ciudad de La Coruña a lo que se conoce hoy en día

Pasos que acercaron la ciudad de La Coruña a lo que se conoce hoy en día
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A lo largo de los siglos, la cuidad de La Coruña fue cambiando su fisonomía con la adquisición de terrenos y la modificación de diferentes zonas de la urbe. Algunos de los cambios urbanísticos más destacados son estos:.

Manzanas
A representación del personero se acordó el 15 de enero de 1793 que el arquitecto Fernando Domínguez Romay, con su asistencia, formase matrícula de las Manzanas de las que se componen la Ciudad Alta y Baja, así como las calles de cada una, para arreglar las providencias que se consideren precisas. La idea es que el 23 de abril del propio año la Real Junta pueda acordar los medios para establecer el alumbrado. 

El arquitecto Fernando Domínguez, con asistencia de uno de los señores capitulares, que empezará por el más antiguo y seguirá por los demás por su turno diariamente, forma matrícula de las manzanas de que se compone esta ciudad Alta y Baja. Deja constancia de calles y casas que correspondan a cada una, haciéndolas numerar, fin para el que le asiste un cantero. Al mismo tiempo, toma razón individual del producto de todas las casas con distinción de sus poseedores y las que no lo contengan, lo regula según su atención y constitución actual del pueblo y ejecutadas todas estas diligencias, da cuenta a la Real Junta.

El día 30 del propio mes, la Junta, habiendo hecho presente el arquitecto los inconvenientes que hay para la distribución de las calles de este pueblo en manzanas, acuerda que se numeren las casas según está determinado y se dividan las calles en cuarteles  con la posible igualdad. Trabajo que se llevó a efecto con suma diligencia y hoy en numerosas casas de nuestra ciudad se pueden observar unos azulejos blancos con el número correspondiente en negro que indica la manzana y las calles que se situaban dentro de la misma. Fue el inicio de la rotulación de las vías coruñesas tal y como se conoce hoy en día.

Puerto Piojo
Por medio de un escrito de Marcelo de Azcárraga, presidente del Senado, del 22 de julio de 1903, el  alcalde de esta capital conoce que ha sido aprobado por dicha Alta Cámara el proyecto de Ley de cesión a este municipio de los terrenos de Puerto Piojo y que pronto tendrá la satisfacción de llevarlo a la sanción de S.M. El Ayuntamiento manifiesta entonces su satisfacción respecto al contenido de la carta y otorga una expresiva nota de gracias al presidente del Senado y a los diputados que han suscrito la proposición presentada por la cesión de tales terrenos y, especialmente a Eduardo de Torres Taboada, por haberlo apoyado en el Congreso.

En la sesión del 31de agosto de 1904 se lleva a efecto el acta de entrega de los terrenos de Puerto Piojo al Ayuntamiento, en cumplimiento de lo mandado en la Ley de 1° de septiembre de 1903. Se trata de los terrenos ganados al mar en el sitio que antes era conocido por Puerto Piojo, situados entre el baluarte de San Carlos, la calle de Sánchez Brégua y los jardines de Méndez Núñez. También se lleva a efecto la permuta de las parcelas sobrantes de la alineación de la zona del Puerto y la comunicación de la Jefatura de Obras Públicas de la provincia que traslada la resolución.

En sesión del 30 de junio de 1910, cuando se manifiesta el conocimiento de la entrega, el  Ayuntamiento acuerda también quedar enterado de una comunicación de la Junta de obras del puerto de La Coruña en la que se indica que desde el día 14 de ese mismo mes se hallan a disposición de este Ayuntamiento con arreglo a lo determinado en la Ley, los terrenos llamados de Puerto Piojo, que ocupaba el contratista de las obras del Puerto, con el barracón recientemente demolido, a inmediación del punto en que se hallaba emplazada la antigua Batería de Salvas.

La muralla del Parrote    
El 17 de julio de 1901, por medio de un oficio del capitán general, que  traslada la Real Orden del Ministerio de la Guerra en 8 del corriente, aprobando el proyecto de alineaciones y rasantes propuesto por esta Corporación para el paseo de la Dársena, autorizando a la misma, según se solicitó, a demoler por cuenta de los fondos municipales el coronamiento de la muralla de dicha vía hasta las nuevas rasantes, colocando en su lugar un antepecho de fábrica o barandilla de hierro.

El 19 de octubre de 1904 se da cuenta de la propuesta de la Comisión de obras sobre la construcción de un antepecho con balaustre sobre el muro que existe en el Paseo de la Dársena, entre la Casa de Baños (plaza de la Dársena del Parrote)  y la cárcel. (donde hoy se halla el hotel Finisterre). En la sesión del 18 de enero de 1905 se abona la cuenta de los gastos causados por la balaustrada de cemento, en lugar del demolido coronamiento del muro del Paseo de la Dársena, en la parte inmediata a la cárcel pública, conforme a lo acordado. Es el 15 de febrero 1905 cuando se da lectura del presupuesto para la construcción de un muro de contención en el sitio del Paseo de la Dársena, denominado, “Muralla Caída”, y se acuerda su aprobación, visto el favorable de la Comisión de obras.

El 10 de julio 1918 se ve una instancia de Rogelio Castro Torres, contratista de las obras de la Dársena y varaderos del Parrote, reclamando el abono de 724 pesetas, importe de los trabajos de desmonte que dice haber realizado en el derribo por cuenta del municipio, con el fin de poder atender ahora con dicha cantidad la obligación que contrajo de cerrar, a la terminación de aquellas obras, el pretil abierto en la calle Alesón para el paso del tren de transporte de materiales para las mismas.

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