Puntual como mandan los cánones británicos, el que fuera líder de Dire Straits, Mark Knopfler, consiguió ayer abarrotar el Coliseum coruñés para ofrecer una de sus magistrales lecciones de guitarra. Y lo hizo 23 años después de su anterior parada en la ciudad, allá por 1996, y mientras una multitud de fans todavía se afanaban en entrar en el recinto a los sones de las primeras canciones del cantante y guitarrista.
Knopfler consiguió lo que solo los grandes artistas son capaces de hacer, ya que logró colgar el cartel de “entradas agotadas” cuatro meses antes de la cita de ayer. Esto hizo que se ampliara el aforo, para que nadie se quedara sin ver al artista escocés, aunque algún despistado intentara hasta última hora conseguir una entrada en la reventa.
Si una visita de Mark Knopfler ya es especial por si sola, esta lo fue todavía más, ya que el escocés dejó entrever en uno de sus conciertos de la pasada semana que esta será su última gira. Cabe recordar que Knopfler cumplirá este próximo verano los 70 años, embarcado en una gira mundial que hasta a un treintañero tendría problemas para seguir.
Así, esta podría ser la última gira del escocés, que quiso matizar que su anuncio no es un adiós definitivo al mundo de la música. Pero su sola mención consiguió que el público se entregara desde el minuto uno al líder de Dire Straits, para dejarse llevar entre sus míticos acordes, que arrancaron ovaciones a las primeras de cambio. “Why aye man”, “Nobody does that”, “Money for nothing”, “Going home”, “Romeo and Juliet”, “Your latest trick”, “On every street” resonaron en la noche coruñesa ante el regocijo de unos fans que, pese a que el concierto se basase en buena parte en su último trabajo de estudio “Down the road wherever”, se acabó convirtiendo en un breve repaso a su trayectoria musical. Por si acaso, ayer sí que ya es la última parada coruñesa de Knopfler.