Nadie discute el talento de Yeremay Hernández. En las buenas, un jugador con desequilibrio, uno contra uno, descaro, desborde... decisivo. Pero han sido muchos los nubarrones que le han acompañado en su, todavía, corta vida. En el Deportivo han intentado enderezar su rumbo, pero sus altibajos en el rendimiento han sido una constante y lo pagó, por ejemplo, con un rol secundario en la Copa de Campeones de División de Honor juvenil.
El club le promocionó al primer equipo y tuvo apariciones con las que deslumbró a la afición. Luces en el campo, en los partidos, que contrastan con las sombras de su vida, de entrenamientos en los que su talento decae.
Su prometedora carrera, la que le llevó al Real Madrid, ha ido tambaleándose. Y ahora ha llegado un momento clave. Aspira a un contrato mejor y a un protagonismo mayor en el campo. Con la blanquiazul... o en otro equipo. Y ahora mismo, la balanza se inclina más hacia lo segundo que hacia lo primero.
Está más fuera que dentro y esas circunstancias han llevado a su entorno a moverse, a tocar en otras puertas en busca, por lo menos, de una cesión con la que logre el doble objetivo de la continuidad en el terreno de juego y de una mejora económica, la que quiere y necesita para ayudar a su familia, de orígenes muy humildes. Yeremay es el sostén y los problemas no le ayudan a centrar la cabeza en el fútbol por más que en el club le hayan prestado atención y dado confianza, preocupados por los bajones del canario en las sesiones de trabajo, que no han sido pocos.
Con ningún entrenador ha logrado esa continuidad necesaria para confirmar que el don natural que tiene, que Riazor disfrutó a ráfagas, se consolida. Puede explotar y ser un futbolista de kilates, cotizado y con opciones dejar euros en el Depor, o quedarse, como muchos otros virtuosos del balón, en el camino.
No hay nada cerrado respecto a su futuro a corto plazo. Ha sido ofrecido a la UD Las Palmas, en el que podría jugar con ficha del filial, que milita en Segunda Federación.
Por él han preguntado equipos de Primera Federación y también de la cuarta categoría, un peldaño que, en principio, solo bajará para militar en el equipo de su tierra. Tiene contrato en vigor con el Deportivo, así que solo puede salir con el beneplácito del club herculino, con una propuesta que resulte interesante para ambas partes. Porque el Deportivo necesita que Yeremay madure futbolística y vitalmente y el jugador canario sabe que se encuentra en un momento en el que tiene que dar un paso adelante y confirmar que está capacitado para objetivos mayores ahora que sus días en el filial deportivista tocan a su fin.