El nuevo organigrama del Gobierno local que presentó el lunes la alcaldesa sigue suscitando críticas. No solo en la oposición (BNG y PP), sino también en el sector más crítico del PSOE, que señala las incongruencias que supone separar competencias que han estado estrechamente unidas, para ser repartidas entre las concejalías, lo que puede provocar problemas de operativas o descoordinación. La mayor parte de los consultados lo atribuyen a un intento del primer teniente de alcaldesa, José Manuel Lage, de mantener el control sobre su área, la más importante de las tres.
En efecto: de Lage dependen cuatro concejalías importantes pero con unas competencias inusuales. Por ejemplo, Noemí Díaz es la nueva responsable de Medio Ambiente, pero no se encargará también de Parques y Jardines, como había hecho su antecesora, Esther Fontán, sino que las zonas verdes se engloban dentro de Infraestructuras, que asume otra recién llegada, Nereida Canosa.
Canosa es la concejala de Innovación Tecnológica, con énfasis en la Ciudad de las TIC y Aesia. Pero, además, se encarga de Movilidad. Esto se explica por la Zona de Bajas Emisiones, un proyecto que estará concluido antes de final de año y que supone digitalizar el control del tráfico de la ciudad.
Pero eso significa separar Movilidad de Tráfico, una competencia que asume Montserrat Paz, la otra recién llegada. Paz también tiene entre sus responsabilidades Seguridad Ciudadana y Atención Ciudadana, otras dos competencias que, a priori, no parecen estar estrechamente relacionadas mientras que otras que sí lo están, cuentan con un responsable diferente.
A esto hay que añadir que Lage sigue siendo el responsable de Contratación, aunque ya no figure explícitamente en su concejalía. Es decir, que todos los contratos de las distintas áreas (no solo la de estos cuatro ediles, sino la de los diez que forman el Gobierno) pasan por sus manos antes de ser licitadas. Esto ya había generado quejas por parte de los concejales más críticos (ninguno de los cuales continúa en este mandato).
Los más críticos consideran que, al separar las concejalías en distintas competencias que no son compatibles entre sí, Lage logra más control de estos cuatro concejales. Mayor, si cabe, que el que tenía antes.