El hombre detenido en Lugo en el marco de una operación en toda España contra la pornografía infantil, que terminó con el arresto de 17 personas en diversas provincias, dos de ellos en Pontevedra, tenía en sus equipos informáticos “archivos muy duros” con imágenes de abusos sexuales a menores, aunque de la investigación no se derivó que hubiese participado en la producción de los vídeos, que sí compartía e intercambiaba con otros usuarios de la red.
Según informaron a Efe fuentes policiales, el hombre arrestado en Lugo por compartir esos vídeos pedófilos fue detenido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en diciembre de 2016, pocos meses después de la primera detención enmarcada en esta operación, que se produjo en septiembre de ese mismo año.
Los mismos informadores indicaron que el detenido es un hombre de mediana edad, de “cuarenta y pocos años”, que tenía su residencia fijada en la ciudad de Lugo, concretamente en una calle situada entre el barrio de O Castiñeiro y la Fonte dos Ranchos. Además de intervenir “muchos vídeos” de menores en su equipo informático, los agentes de policía que registraron su domicilio también hallaron en el interior de la vivienda una importante cantidad de marihuana –incluso plantas–, por lo que también fue imputado por un supuesto delito contra la salud pública.
La Policía Nacional detuvo en total a diecisiete personas en diversas provincias españolas –Zamora (1), Cáceres (2), Pontevedra (2), Barcelona (3), Vizcaya (1), Sevilla (2), Jaén (1), Lugo (1), Alicante (1), Madrid (1), La Rioja (1) y Palma de Mallorca (1)– por compartir pornografía infantil a través de salas de chat en internet, en una operación en la que hay otros siete investigados por los mismos hechos.
Para evitar que su actividad ilícita fuese detectada, los arrestados utilizaban un servicio de chat anónimo, cifrado y desechable para intercambiar imágenes de abusos a menores desde diferentes provincias españolas.
Se ha incautado un elevado número de archivos que en ocasiones estaban mezclados con otras prácticas de carácter sexual también extremas como el bestialismo o la zoofilia.
La investigación, que ha durado casi dos años se inició gracias al estrecho contacto internacional con proveedores de servicios de internet ubicados en todo el mundo y con las policías de diferentes países. Dentro de dichos contactos se recibe de forma regular una ingente cantidad de información fragmentada acerca de servicios de chat anónimos, cifrados y desechables que permiten crear salas a las que se puede acceder bajo invitación.