Ayer, el escritor cubano Leonardo Padura visitaba de nuevo la ciudad para presentar su nuevo libro, ‘Ir a La Habana’ (Tusquets Editores), en el marco del 20 aniversario del ciclo ‘Encontros con escritores’. Su nuevo libro revisita las diferentes etapas de La Habana, entrecalando fragmentos de sus novelas y reportajes que realizó durante su etapa periodística. “Mi relación con la ciudad ha sido permanente a lo largo de todos estos años”, apunta.
Al revisitar tanto los artículos, como los fragmentos de sus novelas, ¿cómo ve al Leonardo Padura que escribió estos textos de La Habana en los 80, 90...?
Creo que todos evolucionamos, inevitablemente. Lo primero que evoluciona en uno es el físico, uno va envejeciendo y va siendo diferente (sonríe) en la percepción que tiene de muchas cosas. Uno, además, se va enriqueciendo, o empobreciendo, sabe Dios, mentalmente con el paso de los años y eso también ocurre en un organismo que también está vivo y evoluciona, que es la ciudad. Esa ciudad de La Habana de la que yo hablo en los años 50, cuando yo era un niño, o la de los 80, o la del 2020, son ciudades que han sufrido muchas transformaciones. En cada momento soy la persona que podía ser de acuerdo a mi edad, a mis conocimientos, a mis percepciones, a mi sensibilidad... esa Habana deslumbrante de 1959-60 que yo vi de niño; esa Habana todavía vivible, amable, de los años 80, que podías ir a cabarets o escuchar a músicos cubanos; o esta Habana más deteriorada de los últimos años, están en correspondencia con mi percepción de la realidad, pero también en correspondencia con lo que la realidad permite percibir.
A pesar de La Habana actual, se mantiene en su Mantilla natal.
Vivir en mi casa, para mí, ha sido una enorme satisfacción. En ese mismo lugar donde están la mayoría de mis memorias, de mis recuerdos, de mis iniciaciones, al alcance de la mano. Yo soy un producto de La Habana, mi literatura es una literatura habanera, mi lenguaje es un lenguaje habanero, mi manera de entender las relaciones entre las personas está muy dado por esa pertenencia a esa ciudad. Lo normal es que uno viva en el lugar que quiere vivir y yo quiero vivir en Cuba, en La Habana, en mi casa. Podía haber circunstancias que podían haberme impulsado u obligado a irme, pero no han sido más fuertes que ese sentimiento de pertenencia
¿Se hace difícil seguir allí sabiendo que sus libros apenas se venden o se difunden?
Para la mayoría de las personas que hoy viven en Cuba, la situación del país es muy difícil. Es un país que, en este momento, se vive la crisis migratoria más importante y desangrante de la historia del país, un momento donde escasean los alimentos, la electricidad, los medicamentos, el combustible... El ejemplo que digo estos días a todos los periodistas: mi madre recibe una jubilación de 1.600 pesos y un cartón de 30 huevos cuesta 3.000 pesos, ¿cómo puede vivir una persona con una pensión cubana? Dentro de todo eso, yo tengo una enorme ventaja, mi trabajo lo puedo hacer con condiciones elementales. Solo necesito una computadora, un ventilador y electricidad y, si se va la electricidad, pues paso al laptop y sigo. Mi vida es mucho más complicada, pero mi trabajo lo puedo hacer de esa manera. Con la excepción de Cuba, mis libros están en librerías de todo el mundo iberoamericano y mucho más allá, porque están en otros 30 idiomas, imagínate, menos en Cuba. Eso, para mí, es doloroso, porque yo quisiera que los lectores cubanos tuvieran un acceso normal a mi literatura y lo tienen por caminos alternativos
Sobre la situación de Cuba, ¿ha seguido las elección en EEUU?
Todo parece indicar que Trump ha ganado con un margen más amplio del que se pensaba. Para Cuba puede ser complicado, aunque creo que Trump ya no puede hacer más para hacerle la vida más complicada a los cubanos. Ya lo hizo en el mandato anterior y Biden apenas cambió su política. Donde veo el peligro es a nivel universal. Entre poderes como el de Trump en EEUU, la Rusia de Putin, la China entre comillas comunista... creo que el mundo se está decantando por poderes que realmente pueden ser muy lamentables para la humanidad.
Su anterior visita, fue una de las más multitudinarias de las vividas en ‘Encontros con escritores’, ¿qué siente al saber que en una esquinita de España hay tanta gente esperándole?
Para un cubano, Galicia no es una esquinita de España, puede ser una referencia histórica, cultural, literaria... pero, sobre todo, es una referencia familiar. Por culpa de ustedes los gallegos, nosotros comemos caldo gallego en verano (ríe). Es una relación muy, muy intensa. Sabes que en Cuba a todos los españoles les decimos gallegos, pero los gallegos, gallegos, tienen un espacio especial (ríe). En Galicia, todos los que venimos del otro lado del Atlántico somos latinoamericanos, menos los cubanos, que somos cubanos. Cuando se te acercan los lectores aquí te das cuenta de que es un territorio de una idiosincrasia muy vinculada a Cuba.