El músico lucense Bruno Villamor, integrante de Cántigas e Frores, no puede ocultar su “alegría”, después de haber recuperado uno de sus bienes más preciados, su zanfona, “un instrumento único”, fabricado por el artesano Xaneco Tubío -Outeiro de Rei-, que alguien robó del local de la agrupación musical mientras él estaba impartiendo unas clases fuera de Galicia.

El músico explicó a EFE que gracias a la difusión que tuvo este robo “a través de los medios de comunicación y de las redes sociales”, así como a la presión de la Policía Nacional, que “estuvo encima del caso” en todo momento, la persona que se llevó su zanfona no tenía demasiadas posibilidades de “colocarla”.

“Imagino”, añadió, que “ante esa situación solo tenía dos opciones, tirarla en un contenedor o devolverla”. Afortunadamente, optó por la segunda opción.

“Al final, la dejó delante del local de Cántigas e Frores, para mi alegría”, dijo Villamor.

El músico explicó que se dio cuenta de que la faltaba la zanfona la semana pasada, a su regreso, después de “unos días” en los que estuvo “dando clases en Pamplona (Navarra)”. Al acudir al local de Cántigas e Frores, en Lugo, se percató de que no estaba en el almacén donde guardan habitualmente los instrumentos.

“La busqué por todas partes”, dijo, pero pronto cayó en la cuenta de que alguien se la había robado. Un instrumento de ese tamaño y con esas características no pasa, precisamente, desapercibido. Por ello, presentó denuncia en la policía.

Lo más curioso es que solo faltó ese objeto en el local de la agrupación de música tradicional. Es un instrumento valioso, con un valor aproximado de 4.000 euros, pero desde el primer momento su propietario explicó que su singularidad complicaba mucho la posibilidad de que los ladrones pudiesen “colocarla” en el mercado negro.

“Hay instrumentos que son prácticamente idénticos”, dijo Villamor, porque se producen en serie, pero su zanfona es “única” y “muy fácilmente identificable” por su particularidad y los elementos añadidos por el artesano y el propio intérprete.

“Cada artesano tiene su forma de hacerlas y, además, cada intérprete le añade sus cosas”, dijo Villamor, quien aseguró, con respecto a su zanfona, que “no hay otra igual”.

Por ello, realizó un llamamiento a través de las redes sociales a quienes se la llevaron para que se la devolviesen, porque iba a ser muy difícil que consiguiesen dinero por ella.

“Va ser muy difícil que consigan colocarla. Que la devuelvan y no pasa nada”, afirmaba. Al final, le hicieron caso y la zanfona regresó a su dueño. La historia tuvo un final “feliz”, reconoció.