Santa Marta de Ribarteme se queda sin 'muertos'

La 'Procesión de los Cadaleitos' no contó con personas vivas dentro de los ataúdes. Cientos de asistentes participaron de la fiesta religiosa y la romería pagana, pero sin el ingrediente esencial de una de las celebraciones más raras del mundo
Santa Marta de Ribarteme se queda sin 'muertos'
Santa Marta de Ribarteme celebra su peculiar romería, en la que los penitentes se someten al trance de ir en féretros y amortajados para agradecerle a la santa su intercesión para que ellos, sus familiares, o allegados se recuperasen de graves enfermed

Los 'muertos vivientes', o mejor, los 'vivos murientes', si se permite la expresión, faltaron a la tradición este lunes en Santa Marta de Ribarteme, en el ayuntamiento pontevedrés de As Neves. La 'Procesión de los Cadaleitos' no contó con personas vivas dentro de los ataúdes. Cientos de asistentes participaron de la fiesta religiosa y la romería pagana, pero sin el ingrediente esencial de una de las celebraciones más raras del mundo.


Así la catalogó el diario The Guardian y cada año la parroquia de Ribarteme recibe a curiosos dispuestos a ver con sus propios ojos cómo los vivos se meten en las cajas mortuorias, algunos al descubierto y otros, con el ataúd cerrado, para agradecer que no se han muerto. Esta vez, nadie se ofreció. O más bien, nadie cumplió.


Ofrecimientos hubo, aseguran en la comisión de fiestas, pero, por diferentes circunstancias personales, no pudieron concretarse. Sí participaron otros devotos dispuestos a cumplir sus promesas. Entre ellos, uno con muletas y otro en silla de ruedas y con una pierna escayolada.


La imagen de Santa Marta llegó a tambalearse a la salida del Santuario, pero quienes la portaron lograron salvar el momento de dificultad y emprender la marcha.


Como el año pasado, los ataúdes podían sumarse a la procesión una vez que saliera del recinto religioso, pero no aparecieron. Hubo que tirar de memoria. El alcalde, José Manuel Alfonso, explica a EFE que a principios de la década pasada se dio otra edición sin los 'cadaleitos'.


"Es una pena que se pierdan las tradiciones", lamentaban los asistentes al comprobar que este año ningún vivo osó a salir en procesión como si estuviera muerto.


A pesar del "calor asfixiante y de ser un día laborable", al menos para los de fuera -en As Neves es festivo-, la fiesta congregó a sus fieles. "Había mucha gente con túnicas y mortaja", relata el primer edil, que es de la parroquia y estuvo en la procesión. Debido a la alta temperatura, a los mayores del municipio se les ha recomendado que eviten las aglomeraciones y las horas de más calor, medida que muchos respetaron.


La procesión de los ataúdes se celebra cada 29 de julio y en los últimos años no ha estado exenta de polémica. En 2023, después de tres ediciones sin celebrarla, dos por la pandemia y otra por la negativa del cura, fueron dos los ataúdes que participaron, uno abierto y otro cerrado. El párroco acabó aceptando que las cajas fúnebres participaran sin pisar la iglesia ni sus dominios. Hubo acercamiento, un pacto de no agresión, entre la fe y el paganismo.


La tradición se remonta al menos hasta el siglo XII y, según algunos estudiosos, tiene sus inicios en tiempos precristianos. Los devotos se ofrecen a Santa Marta y acuden a la ermita en el interior de ataúdes transportados por familiares y amigos como forma de agradecerle que les haya ayudado a superar situaciones que les pusieron al borde de la muerte. Están vivos y no hay mejor motivo para celebrarlo. En Ribarteme, los 'cadaleitos' no son exclusividad de los muertos. 

Santa Marta de Ribarteme se queda sin 'muertos'

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