La comida tradicional sigue siendo uno de los reclamos gastronómicos más perseguidos por los comensales. Sabor casero y precio asequible es un binomio que nunca falla, unido a la selección de la mejor materia prima. Las tascas, los mesones o los restaurantes de siempre están eclipsados por la nouvelle cousine que impera en la gastronomía coruñesa, pero todavía resisten locales míticos en los que el sabor a tradición es inconfundible. Este es el caso del Mesón Costa da Morte, en Sada. Ubicado en la travesía de las Delicias, muy próximo a la fachada marítima, es uno de los restaurantes más conocidos de la localidad.
¿Su éxito? Precio, materia prima y rapidez en el servicio. En un momento en el que se valora tanto el producto de proximidad, más conocido habitualmente como kilómetro cero, comer en este restaurante es una oportunidad de disfrutar de los sabores más autóctonos. Por eso, en la comanda del Costa da Morte nunca falta el lenguado salvaje -que viene de Fisterra- los jurelitos, el rape o, por supuesto, la raya en caldeirada que preparan con maestría. El pulpo y los chipirones son también los reyes de la casa y, por supuesto, en temporada no pueden faltar los pimientos de padrón. El chorizo criollo merece la pena probarlo, aunque sea para un picoteo de entrada o para el acompañamiento al vermut. Una de sus especialidades es la tortilla de patata, estilo betanceira la mejor antesala al churrasco, otro de los platos estrella del restaurante. Todo acompañado de una buena bodega y una amplia carta de postres hacen del Costa da Morte uno de los mesones que hay que conocer en la comarca.
Un local versátil que se adapta además a comidas o cenas en grupo con menús concertados, pero también para aquellos que deseen acudir para compartir unas raciones o unas tapas de una manera más desenfadada. Los comensales destacan la exquisitez de sus platos y la abundancia de las raciones, que al final son las características que hacen que uno se pueda sentir como en casa.