Desde hace ya unos años hemos estado presenciando un cambio de paradigma. Muchas personas pueden recordar cómo su forma de entretenerse después del colegio se limitaba en salir a jugar a la calle, ya fuera haciendo algún deporte o relacionándose con otros niños que rondaban su edad. Hoy en día, los jóvenes tienen tantas herramientas para entretenerse que es hasta complicado escoger una sola de ellas. Si hay algo que todas tienen en común es que están relacionadas con las nuevas tecnologías, las cuales han llegado para quedarse en nuestras vidas.
Una de muchas estas “novedades” son los videojuegos. Muchas personas miran con recelo esta nueva forma de entretenimiento, pero han demostrado mil y una veces ser una maravillosa forma de desarrollar diferentes facultades de los más pequeños: inteligencia, concentración, incluso cosas más concretas como la lectura. Por supuesto, hay una gran variedad de estos. Es por ello que están hechos para todas las edades: desde niños en sus primeros años de desarrollo, pasando por adolescentes y llegando a los adultos. El mundo de los videojuegos no discrimina a nadie.
Es sumamente importante que, en la actualidad que vivimos, no miremos los videojuegos como un enemigo, sino como una herramienta que puede servir para entretenernos y desconectarnos del mundo al mismo tiempo que actúa como una fuente de aprendizaje. No obstante, esto es el producto final. Al final del día, la labor del desarrollo de videojuegos es algo que puede llegar a pasar desapercibida si se ignora este mundillo. Pero los videojuegos no se crean solos, sino que nacen de un complejo equipo en el que intervienen gran variedad de perfiles: informáticos, programadores, testers, artistas digitales, actores de voz... Y muchísimo más.
El día de hoy hemos hablado con Miguel Ángel Areán Míguez, CEO de la empresa de desarrollo de videojuegos Polygon-e, pionera de este sector en Vigo y en toda Galicia, para que nos cuente un poco su historia y cómo funciona este mundo que para muchos es algo completamente desconocido.
Miguel Areán se inició en el mundo de las tecnologías en los años 90. Desde entonces, no ha parado de formarse en ese sector. Su primer contacto con las TICs fue en la universidad, donde estudió informática y aprendió a programar, instruyéndose además en el análisis de bases de datos, que era lo que mejor se le daba. Hizo un par de cursos de certificación para aprender y formarse un poco más. Acto seguido, empezó a introducirse como programador y administrador de bases de datos. También es cuando empezó a participar en algún que otro proyecto, empezando a abrirse camino en el mundillo de los videojuegos. A pesar de esto, Miguel ha sido una persona prácticamente autodidacta.
El CEO de Polygon-e habla de que cuando diriges a un equipo, tú mismo vas aprendiendo a base de ensayo y error. En una empresa recién creada es normal que uno trabaje 24 horas sobre 24 horas, como fue el caso de Polygon-e en el año 2007. Pero, a medida que pasa el tiempo, también te regulas y te relajas.
Como jefe y antiguo aprendiz, Miguel Areán entiende que a veces es complicado ponerse en la piel de alguien que está a la cabeza. Por desgracia, muchas personas en el mundo del desarrollo de videojuegos nunca pueden llegar a optar a un puesto de CEO. “Es una vida sacrificada y la vida de jefe es solitaria. Nadie comparte tu visión, solamente otras personas que también tengan esa responsabilidad. Al final son pasos que vas dando a veces en la dirección correcta y otras en la dirección equivocada. Y, como todo el mundo, hemos cometido errores y aciertos. Finalmente, lo que te llevas es esa experiencia vital, la suma de todos los aciertos y fallos”, afirma Miguel Areán acerca de su propia experiencia tras todos estos años.
Así pues, nos cuenta también que Polygon-e nace tras 10 años de experiencia en el campo informático. Hasta ese momento, Miguel Areán había estado experimentando por sí mismo, llevando a cabo sus propios proyectos. Al final, decidió lanzarse a la aventura con uno de sus compañeros de trabajo. Tuvieron la suerte de que fueron respaldados económicamente, por lo que pudieron tener la primera oficina de Polygon-e en la calle República Argentina en Vigo.
“Nosotros arrancamos en 2007, que es cuando estalla la crisis. Todo el mundo nos dijo que estábamos locos por arrancar una empresa en ese momento. Al final tampoco nos fue tan mal, así que no escuchéis tanto la opinión de los demás sobre lo que hacer o no hacer, seguid un poco vuestro instinto”, comenta Miguel Areán acerca de sus inicios como CEO de Polygon-e.
Ahora bien, ¿en qué consiste hacer un videojuego? Sabemos lo que es el producto final, pero el proceso es de lo más desconocido. Para comprenderlo, le hemos preguntado a Miguel Areán, quien nos empieza a explicar que hacer un videojuego es similar a hacer una película: “en una película tenemos un montón de gente trabajando para que esta se pueda llevar a cabo, desde los actores y actrices a todo el equipo técnico, producción, postproducción, distribución... Hay un montón de factores. El videojuego es más o menos lo mismo”. Por un lado, se encuentra el apartado artístico, probablemente el más grande de todos, pues ahí deben desarrollarse todos los gráficos que se verán en el producto final del videojuego. Una vez hechos, estos gráficos tendrán que ser integrados en un sistema que permita el movimiento, control de la cámara y, cómo no, todo el apartado de programación. Dentro de este apartado artístico también se encuentra absolutamente todo lo que tiene que ver con la banda sonora, el guion, la localización a otros idiomas... Y muchísimas cosas más.
Algo que suele pasar de lo más desapercibido es el marketing de un videojuego, pues al final del día es un producto que debe ser vendido. También habrá ciertos aspectos legales con los que lidiar, como la cesión de licencias o aspectos fiscales. ¿Qué clasificación de edad tendrá? ¿Cuenta con las advertencias de contenido necesarias? ¿Y el copyright? ¿Qué estrategias de marketing usaremos? Esas son solo algunas de las preguntas que un equipo de desarrollo de videojuegos tiene que hacerse. Al final del día, es un sector de lo más transversal que no busca en absoluto un solo tipo de perfil, sino que se premia la variedad.
Sin embargo, uno debe estar muy consciente de que hay miles de personas estudiando cosas relacionadas con los videojuegos y el número de empresas que se dedican a ello son limitadas. “Ya no llega con enviar el currículum, eso lo hace todo el mundo. Simplemente enviar un email no cuesta nada. Yo recibo más de 2.000 currículums anuales, así que imaginaros lo que recibirá un gran estudio”, nos cuenta Miguel Areán acerca de su propia experiencia. Por ello, también considera que es importante dar unos consejos a aquellas personas que se quieren dedicar de manera profesional al mundo de los videojuegos. “Vas a tener que esforzarte mucho para destacar. Es importante ser una persona muy proactiva, es decir, hacer tus propios proyectos. Nadie te va a ir a llamar a casa si no tienes un portfolio o no has participado en Game Jams. Es una carrera de fondo, no hay una fórmula mágica para acceder aquí. Esforzarse y ser capaz de generar esa llamada de atención hacia los estudios por ti mismo es el mejor consejo que puedo dar”.
Además de ser el CEO de Polygon-e, Miguel Areán también es parte de la asociación Videoxogo.gal, encargada de reunir y representar a cada una de las empresas de videojuegos de Galicia, ya que no son muchas dentro de la comunidad autónoma. Intentan difundir y dar charlas allá donde les llaman, como diferentes institutos, colegios o universidades. Sus dos objetivos principales son, por un lado, visibilizar el sector de desarrollo de videojuegos y, por otro, impulsar el crecimiento a la par que se ofrecen las herramientas necesarias para que la gente que quiere acceder a este tenga un claro punto de referencia.
Ahora bien, para entender el desarrollo de videojuegos en Galicia hay que ver cuáles son las referencias mundiales, es decir, el mercado asiático, norteamericano y centroeuropeo. Si miramos España como una sola entidad podríamos decir que estamos en una buena posición, pues cuenta con tres diferentes polos de contenido digital bien diferenciados a día de hoy: Madrid, Barcelona y Andalucía. Es muy importante decir que casi todas las empresas a nivel mundial tienen algún tipo de sede o filial en España.
“Galicia ocupa un puesto que es el quinto en desarrollo a nivel nacional, pero todavía estamos lejos de donde tendríamos que estar. Hay un abismo entre Madrid, Barcelona, Andalucía y el resto de puntos de España. Aunque es un quinto puesto, es un quinto puesto engañoso”, afirma Miguel Areán.
Esto se debe a que el número de empresas que hay en Galicia es muy pequeño. La cantidad de producción que se hace es limitada y se carece de suficientes empresas como para clasificarse como un “sector potente”. No obstante, en los últimos años el desarrollo indie –esos equipos de personas amateurs que desarrollan juegos– está trayendo grandes alegrías al panorama gallego.
“Las perspectivas de futuro en el sector gallego son buenas. Todos estos estudios indie que ahora están funcionando bien están sacando juegos en muchas plataformas, tanto para ordenador, como para Nintendo, Playstation o Xbox. Prácticamente hay un juego hecho en Galicia en los últimos tres años en cada una de estas”, afirma Miguel Areán, augurando un buen futuro para el desarrollo de videojuegos en Galicia.
El único problema que el CEO de Polygon-e ve en esto es que todavía hay muchos prejuicios alrededor del desarrollo indie. “Parece que cuando hablas de juegos y desarrollo indie la gente mira para otro lado”, menciona, “pero entiendo que es algo más cultural y generacional que otra cosa”. Existe un estigma alrededor de los videojuegos indie que los clasifica como de segunda B, aunque su calidad la supera con creces. A pesar de eso, no considera que frene el impulso que está tomando el sector. “La solución no es la subvención para todo, sino sentarse a la mesa con los mayores”. Miguel Areán afirma que aquí en Galicia hay mucho miedo al fracaso, mas eso es algo que en otros lugares no existe, así que terminan ganando ventaja. En este mundo es esencial fallar para acertar.