El jefe de la delegación de la Cruz Roja en Ucrania, Pascal Hundt, afirmó este domingo que su personal no pudo entrar durante la última semana en la ciudad de Mariúpol, objetivo de intensos bombardeos rusos.
"Nuestro equipo intentó durante cinco días entrar en Mariúpol", indicó Hundt a la cadena británica "Sky News". "Las garantías de seguridad que teníamos no eran buenas, así que a unos 20 kilómetros de distancia de Mariúpol tuvimos que dar la vuelta", relató sobre uno de esos intentos.
"Es un trayecto difícil, porque tienes cruzar la primera línea del frente, tienes que atravesar muchos controles. En ocasiones, las personas en esos controles, los soldados, no están informados de tu viaje", detalló.
Ese es "solo un ejemplo de lo complicado que resulta convertir en acciones los acuerdos entre las capitales" para facilitar la ayuda humanitaria, sostuvo Hundt.
El responsable de la misión en Ucrania del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) aseguró que las personas en la zona sur de Mariúpol continúan sin alimentos, agua, ni sistemas de calefacción. "Realmente es el infierno", afirmó.
Hundt alertó asimismo de que el ataque que mató al menos a 50 personas el viernes en la estación de Kramatorsk, al este del país, ha hecho que muchos ucranianos desistan de tratar de evacuar sus ciudades en tren y estén optando por vehículos privados.
"Hoy estábamos en Chernígov, al norte del país, y vemos básicamente la misma imagen en todas partes, es verdaderamente desalentador", señaló.
"Hablamos con la gente del lugar, encontramos a personas totalmente desesperadas, sin comida, sin electricidad, sin agua, sin calefacción, tienen que salir a la calle para encender un fuego y cocinar, están viviendo en condiciones horribles", describió.