Unos cuatro kilómetros de extensión, a 50 metros de profundidad: son las dimensiones del mayor túnel de Hamás que el ejército israelí descubrió dentro de la Franja de Gaza. Ubicado a menos de medio kilómetro del cruce de Erez, en la frontera con Israel al norte del enclave palestino, fue una de las puertas de entrada de sus milicianos para cometer el ataque del 7 de octubre.
“Se han gastado millones de dólares en este túnel, cientos de toneladas de cemento y mucha electricidad. En lugar de gastar todo ese dinero, el cemento o la electricidad en hospitales, escuelas, viviendas u otras necesidades de los habitantes de Gaza”, señaló dentro del túnel el contralmirante Daniel Hagari, portavoz del Ejército israelí.
Hagari mostró el fin de semana a un grupo reducido de medios, una de las bocas de salida del túnel y varios metros de su interior, donde se aprecia la envergadura y solidez de este proyecto, que llevó años construir, estaba escondido bajo arena y fue una de las piezas clave para perpetrar el atentado en suelo israelí que dejó más de 1.200 muertos y 240 secuestrados.
“Este era hasta ahora el secreto mejor guardado de Yahya Sinwar, pero lo hemos descubierto y revelado”, afirmó Hagari en alusión al jefe del grupo islamista dentro de la Franja, y considerado el autor intelectual del ataque del 7 de octubre, la mayor masacre de civiles ocurrida nunca en Israel y la mayor matanza de judíos desde el Holocausto.
Israel aseguró que fue su hermano, Mohamed Sinwar, quien lideró y supervisó la construcción de este túnel y mostró a los periodistas vídeos grabados por el grupo, hallados por el Ejército israelí durante su ofensiva terrestre en el enclave, en los que se le ve en un vehículo que circula dentro del túnel, lo que da una idea de la magnitud del proyecto.
Aunque no lo confirmaron oficialmente, esta semana la aviación israelí lanzó octavillas sobre las ciudades de Gaza y Jan Yunis -bastión de la familia Sinwar-, en la que ofrecían recompensas económicas a los gazatíes por ofrecer información sobre el paradero de altos comandantes de Hamás.
Hagari prometió “derrotar” a Hamás y destruir toda su infraestructura de túneles, donde aseguran que se esconden sus altos mandos, incluidos los hermanos Sinwar, aunque probablemente también retengan allí a alguno de los 129 rehenes que todavía tienen cautivos dentro del enclave, de los que una veintena se estiman ya muertos.
El ejército afirmó que el cruce de Erez era un “símbolo de esperanza” para los gazatíes: 18.000 tenían permiso de trabajo en Israel y 7.000 atravesaron ese cruce para recibir tratamiento médico en hospitales israelíes en 2022.
Desde que comenzó la guerra, unos 19.000 palestinos fallecieron víctimas de los ataques israelíes, incluidos casi 8.000 niños; más de 51.000 están heridos y se estima que unos 7.500 cuerpos están atrapados bajo los escombros.
Por su parte, el grupo islamista palestino Hamás aseguró en las primeras horas de ayer que no habrá negociaciones sobre intercambio de rehenes y prisioneros sin que cesen los combates que se llevan a cabo en la Franja de Gaza entre la organización y el ejército israelí.
Según un comunicado de Hamás al que tuvo acceso el medio israelí Ynetnews.com, la facción palestina se opone a iniciar negociaciones sobre la liberación de los rehenes israelíes que mantiene en Gaza.
La declaración asegura que “Hamás confirma su posición de que no habrá negociación sobre ningún acuerdo de intercambio de prisioneros a menos que se ponga fin por completo a la agresión contra la Franja de Gaza y se cumplan las condiciones de la resistencia”.